Algunos niños y niñas tienen dificultades para seguir las normas y a menudo sobrepasan los límites impuestos por los adultos. Los limites, no solo sirven para evitar las malas conductas, son necesarios para el desarrollo sano de los niños y niñas. Los límites sirven para que sepan como tienen que comportarse y también para que crezcan con seguridad, y para que toleren la frustración y aprendan a controlar su conducta. Poner límites puede ser complicado, sobre todo cuando los niños o niñas tienen carácter y tienden a sobrepasar y probar los límites. Sin embargo, es muy importante saber poner límites que regulen la conducta de los niños y niñas.
Cómo poner límites
Poner límites puede ser complicado, sobre todo cuando queremos evitar posturas autoritarias que no dejen espacio para su libertad. A menudo intentamos alejarnos de las posturas excesivamente autoritarias y optamos por tendencias que consideren sus puntos de vista. El problema es que podemos caer en el extremo contrario, utilizando estilos educativos excesivamente permisivos, en los que no se ponen límites a los niños y niñas.
La ausencia de límites en la educación de los niños y niñas puede, y suele tener graves consecuencias en su desarrollo, llegando a tener conductas desafiantes y retantes.
Lo primero es ser conscientes de si sabemos o no poner límites. No sabemos poner límites si:
- Los niños no nos hacen caso de manera reiterada y obstinada.
- A menudo, repetimos las cosas, en muchas ocasiones son órdenes o reglas sencillas.
- Frecuentemente nos retan y tratan de saltarse nuestros intentos de poner límites. Es normal, e incluso sano que traten de retarnos en ciertas ocasiones y comprobar los límites, pero cuando esto es constante y demasiado intenso seguramente tengamos un problema para poner límites.
- No parecen importar las consecuencias o castigos.
- Los adultos no tienen forma de hacer cumplir normas y reglas sencillas, como por ejemplo: comer sentados en la mesa, evitar peleas entre hermanos, colaborar en ponerse la ropa y recoger sus juguetes, etc.
¿Qué ocurre cuando no sabemos poner límites?
Las consecuencias de no saber poner límites son devastadoras tanto para los niños y niñas como para toda la familia en general.
- Los progenitores se agotan y a menudo se ven desbordados por la situación.
- El clima familiar se resiente, las relaciones familiares se vuelven tensas.
- El niño o niña, aumenta su resistencia a los límites. Esta resistencia se extiende a otros ambientes, como la escuela.
- El niño o niña crece creyendo que puede hacer lo que quiera, que tiene derecho a hacerlo y puede tener dificultades y problemas cuando sea adulto.
¿Cómo podemos poner límites a las niñas y niños?
- En primer lugar elige las normas que quieres poner. No se trata de ser demasiado estrictos, pero sí de poner ciertas reglas necesarias para la convivencia y su desarrollo como recoger sus cosas, normas de la mesa y las comidas, etc.
- Las normas han de ser claras y concisas. Para que el niño o niña entienda perfectamente lo que se espera de él o ella.
- También deben ser constantes, es decir han de cumplirse en cualquier situación y con cualquier persona.
- Debemos cumplir nosotros también con las normas que ponemos y educar con nuestro ejemplo.
- Emplea el refuerzo positivo cada vez que cumpla la norma.
- Podemos llegar a ciertos acuerdos con ellos, pero no es necesario que les consultemos todo.
- Mantener la calma ante sus desafíos y mantenernos firmes. Retirar la atención cuando nos desafíen y reten. Sobre todo al principio, puede ser complicado, pero debemos mantenernos firmes.
- Desviar la atención hacia otras cosas.
- Dejarles que tengan cierto poder de decisión, como por ejemplo, tienes que recoger tus juguetes antes de salir de casa (puedes hacerlo cuando quieras, pero antes de salir).
- Aplica consecuencias lógicas (no castigos), cuando incumplan las normas.
Celia Rodríguez Ruiz Psicóloga y Pedagoga
@educa_aprende