Estamos muy acostumbrados a educar a los niños y niñas usando el no. Nos centramos en lo que no pueden hacer, en lo que no está bien, y apenas prestamos atención al sí. Cada día son muchos los noes que nuestros niños y niñas escuchan. Tal vez sea el momento de dar un giro a nuestro modo de educar, de hablar e incluso de pensar y cambiarlo por un modo más positivo, basado en el sí, en la afirmación y en las alternativas.
Los peligros del uso excesivo del no
Es cierto que los niños y niñas necesitan disciplina, que debemos ponerles límites y enseñarles a cumplir unas reglas. Sin embargo, a menudo confundimos la disciplina con un uso excesivo del no. Nos centramos en indicarles lo que no tienen que hacer y nos quedamos solo en eso. Esta tendencia, que está muy extendida, tiene muchos peligros y consecuencias negativas:
- Con frecuencia le decimos lo que no tiene que hacer, pero no le ofrecemos otra alternativa. Es decir, el niño o niña, sabe lo que no tiene que hacer, pero desconoce lo que sí puede o tiene que hacer. Esto puede generarle confusión y con ello logramos que se reitere en conductas no deseadas, ya que no sabe que es lo que se espera de él o ella.
- Con el no, transmitimos un mensaje negativo. El niño/a necesita reafirmarse a lo largo de las diferentes etapas del desarrollo y es normal que se oponga al no, siendo incluso sano que lo haga. En estos casos tener una alternativa de lo que sí puede hacer le supone una alternativa positiva que le permite reafirmarse sin incumplir normas.
- El no puede ser mal entendido, e interpretarse como un ataque, una crítica contra la persona o una manera de juzgar, y como consecuencia puede dañar la autoestima del niño o la niña.
- Los mensajes negativos crean conflicto y malestar, están acompañados de emociones negativas. Si los cambiamos por mensajes positivos, llenaremos nuestra manera de educar de emociones positivas y obtendremos muchos beneficios.
Educar con el sí, consejos para usar el sí
Cuando estamos muy acostumbrados a usar el no, puede ser complicado cambiarlo por un sí, por eso es importante prestar atención y seguir unas sencillas pautas.
- Presta atención a tus mensajes, se trata de darte cuenta de cuando usas el no y cuando usas el sí y con qué frecuencia usas cada uno. Llevar un diario o una libreta para anotarlo puede ser una buena opción, seguramente te sorprendas de la de veces que empleas el no y las pocas veces que usas el sí.
- Identifica los momentos en los que vas a usar el no y apréndelo a sustituirlo por un sí.
- Para ello, primero no hace falta que los sustituyas, sino que añadas un sí por cada no. Por ejemplo: “no puedes jugar a la pelota en casa, pero sí puedes jugar a otra cosa”, o “no puedes jugar a la pelota en casa, pero sí puedes jugar a la pelota cuando salgamos a la calle”.
- Cuando hayas practicado lo suficiente incluyendo un sí por cada no, te darás cuenta como lo haces sin darte cuenta. Ahora vamos al siguiente paso, evita los noes (a no ser que sean estrictamente necesarios) y en su lugar utiliza el sí. En este caso se trata de usar la segunda alternativa de los ejemplos anteriores: “puedes jugar a la pelota cuando salgamos a la calle”, no hemos usado el no y les dejamos claro la norma.
- Aunque no lo digas, practícalo en tu pensamiento. Cambias tus noes por síes. Busca alternativas positivas y afirmativas.
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