Cuento infantil para enseñar a los niños la importancia de comprender lo que nos dicen nuestras emociones.
El traductor de emociones
Ava, era una pequeña niña que tenía un gran problema. Su problema era que a veces sentía grandes emociones dentro y no sabía lo que querían decir o cómo se llamaban.
Las emociones aparecían como cosquillas en el estómago, como pinchazos en el pecho, a veces como dolores agudos en la cabeza. Las emociones solían crecer dentro de ella y poco a poco lo llenaban todo, y entonces notaba mucho calor o mucho frío, a veces incluso notaba temblores y todo se volvía confuso. Ava notaba, como a veces las emociones parecían querer decir algo, pero era incapaz de comprenderlas. Y como no las escuchaba y tampoco sabía cómo se llamaban o cómo eran, se hacían tan grandes que a veces explotaban en su interior y entonces se formaba un tremendo caos.
Cuando esto ocurría todo lo que rodeaba a Ava quedaba cubierto de trocitos de emociones, y a veces eso podía hacer daño a los que la rodeaban. Ava era una niña pequeña con un gran problema con sus emociones. ¿Qué podía hacer?
Entonces, Ava, decidió observar a los demás, a ver que hacían con sus emociones, y se dio cuenta de que no era la única que tenía ese problema. La mayoría de la gente parecía dejar crecer las emociones en su interior sin escucharlas, hasta que explotaban.
Y se le ocurrió una gran idea para su gran problema. Ava decidió inventar un traductor de emociones. El traductor de emociones era un artilugio muy curioso, tenía una antena que recogía todas las señales que aparecían cuando alguien tenía una emoción (las cosquillas en el estómago, los cambios de temperatura, pinchazos, etc.), ya que esas señales eran las palabras que usaban las emociones para hablar con nosotros. El traductor de emociones recogía todas las señales, así como su intensidad y traducía todo lo que las emociones decían.
De esta manera Ava aprendió a escuchar a las emociones y aprendió su lenguaje. Pudo aprender cómo se llamaba cada emoción y también pudo aprender qué es lo que le decían. Y lo mejor de todo cuanto más las escuchaba, más pequeñas se hacían y poco a poco salían del cuerpo de Ava. Y nunca estallaban. Fue así como Ava, aprendió a traducir lo que le decían sus emociones y la pequeña niña dejo de tener un gran problema.
FIN
Trabajamos con el cuento infantil
A través de la lectura del cuento infantil, los niños y niñas podrán comprender que las emociones que tenemos en nuestro interior nos dan una información y que debemos ponerlas nombre, identificarlas y escucharlas para evitar que crezcan en nuestro interior. Si las escuchamos y las conocemos podremos controlarlas en lugar de dejar que ellas nos controlen a nosotros.
Fichas de actividades del cuento infantil
- ¿Cuál era el gran problema de Ava?
- ¿Por qué crees que las emociones se hacían grandes?
- ¿Cómo crees que se sentía Ava?
- ¿Qué ocurría cuando las emociones crecían demasiado en su interior?
- ¿Por qué crees que eso mismo les ocurría a más personas?
- ¿Cómo funcionaba el traductor de emociones?
- ¿Por qué era bueno escuchar lo que las emociones decían?
- ¿Qué ocurre cuando las personas escuchamos a las emociones?
- ¿Crees que es importante entender lo que nos dicen las emociones? ¿Por qué?
- Piensa en alguna ocasión en las que hayas tenido una emoción en tu interior
- ¿Sabías cómo se llamaba?
- ¿Cómo te sentías?
- ¿Qué es lo que te decía?
- ¿Entendías lo que decía?
Celia Rodríguez Ruiz Psicóloga y Pedagoga
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