Todos los niños y niñas alcanzan un momento del desarrollo en el que empiezan a sentir pudor. Esconden partes de su cuerpo y buscan intimidad para cambiarse, para ir al baño, etc… Pasan de una etapa en la que parecen no tener ningún pudor a repetir con frecuencia “Mamá no mires”. El pudor en los niños y niñas es algo natural, sin embargo, en ocasiones no sabemos cómo tratar esta actitud de nuestros niños y niñas.
El pudor en los niños y niñas
El pudor es una reacción natural. Cada niño es diferente y no todos reaccionan igual, unos serán más pudorosos que otros.
El pudor en los niños y niñas surge como consecuencia de su desarrollo evolutivo normal. En torno a los 3 años de edad, nuestros niños y niñas toman consciencia de sí mismos. En esta etapa toman conciencia de cómo son, de su cuerpo y de cómo les ven los demás. A partir de ahora ya se identifican como un yo y ya tienen conciencia de su identidad. Es por ello que surge el pudor.
¿Es normal que sientan pudor?
El pudor por lo tanto es algo normal y natural, además es positivo (siempre y cuando no sea excesivo), ya que el niño o niña demuestra la toma de conciencia de su propio cuerpo y del control sobre el mismo y sus impulsos. Qué el niño sienta pudor es normal y es más nos indica que es capaz de poner límites sobre su propio cuerpo.
¿Cómo podemos reaccionar ante el pudor?
- La labor de familias y educadores es ofrecer una educación sexual sana. En este sentido cada familia tendrá sus propias ideas, lo importante es favorecer que el niño o niña se sienta a gusto con su cuerpo, hacerle comprender que el control de su cuerpo es cosa de ellos y que ellos pueden y deben poner límites ante las situaciones en las que no se sientan cómodos.
- Es importante tratar el pudor con naturalidad y respetar al niño o niña. Debemos procurar un nivel adecuado, ni un pudor excesivo, ni la ausencia del mismo. Para ello algunas pautas generales pueden ser: darles intimidad para ir al baño solos, no forzarles a que no sean pudorosos con nosotros, tampoco forzarles a serlo demasiado.
- Ante los desconocidos o personas con las que el niño o niña tenga menos confianza debemos respetar su deseo de intimidad. Aunque el cuerpo del niño o niña no sea como el del adulto, es normal que le de apuro desvestirse delante de otras personas o cambiarse de bañador en la playa, etc.
- Ten en cuenta una regla muy sencilla y muy lógica. Piensa en esas situaciones en las que tú también puedes experimentar pudor y piensa que el niña aunque tenga cuerpo de niño/a se sentirá igual. Es normal tener pudor para ciertas cosas o con ciertas personas.
- Entiende que el niño necesita su intimidad, que es bueno para su desarrollo y le ayuda a formar su identidad.
- Educa con tu ejemplo. Los niños y niñas tenderán a reaccionar con el mismo recato o pudor que sus figuras más cercanas.
- Si ves que la reacción es demasiado exagerada, o la situación no es necesariamente una situación en la que deba sentir pudor, consulta con un especialista.
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