Los premios o recompensas son estrategias empleadas por familias y educadores para conseguir ciertos objetivos con los niños. Es cierto que a través de premios podemos conseguir cambios y algunos efectos positivos en los niños, pero el exceso de premios puede ser tan perjudicial como los castigos.
Los premios que damos a los niños
Los premios se suelen usar, para mejorar la conducta de los niños. Cuando llevan a cabo la conducta deseada se les entrega el premio o recompensa por su acción. Es cierto, que con los premios se logran aparentemente cambios de manera rápida y no muy complicada. Los premios pueden ser vistos así, algo efectivo para modificar la conducta de los más pequeños.
El peligro de premiar demasiado a los niños
El problema está en que con el premio o la recompensa el niño no interioriza la acción deseada, simplemente realiza la misma por conseguir el premio. Al igual que ocurre con los castigos el premio actúa como elemento que aumenta la motivación extrínseca, pero no la motivación intrínseca.
Normalmente cuando empleamos los premios el efecto deseado se asocia a la recompensa, es decir, el niño realiza la conducta antes de lograr la recompensa y sus efectos se mantienen mientras dura la recompensa.
Los premios pueden emplearse en un primer momento para motivar y provocar el cambio y para probar el desarrollo de conductas y patrones que no existen en el repertorio del niño. Pero siempre debemos ser muy prudentes y emplearlos con moderación. Es importante que el niño interiorice el sentido de la conducta y que experimente bienestar interior para aumentar su motivación intrínseca y mejorar el desempeño.
Alternativas a los premios y las recompensas
Un premio de vez en cuando o una recompensa al inicio para mover al niño hacía la conducta deseada puede ser efectivo, pero no debemos extender su uso. El abuso de premios y recompensas puede ser tan perjudicial como los castigos y, además se corre el riesgo de consentir demasiado al niño, impidiendo que valore lo que tiene.
Algunas alternativas que podemos y debemos emplear pueden ser:
- En lugar de premios materiales, emplea recompensas de otro tipo, como actividades que podéis hacer en familia, elegir el postre, ver una película, ir a algún sitio el fin de semana, jugar a algo, etc.
- Utiliza los refuerzos positivos en lugar de los premios. Los refuerzos positivos son refuerzos verbales con los que indicamos al niño que está haciendo bien, que estamos contentos con lo que está haciendo, orgullosos, etc. Este tipo de refuerzo genera emociones positivas en el pequeño, generamos bienestar que se asocia a la conducta y tenderá a buscar en futuras ocasiones.
- Debemos ayudar al niño a portarse bien, porque sienta que debe hacerlo y de esta manera interiorice la conducta. Esto puede ser complicado y un proceso largo, ya que los niños apenas ven las consecuencias futuras de su desempeño actual. El truco está en lograr experiencias positivas que puedan asociar a la buena conducta.
© 2018 Cuidado con premiar demasiado a los niños. Celia Rodríguez Ruiz | Psicóloga y Pedagoga. Escuela de padres
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