Conflictos en el parque: Son muchas las familias que pasan un rato en el parque con sus hijos e hijas. El juego y la actividad al aire libre suponen importantes beneficios para los niños y niñas y el parque es el espacio idóneo para el disfrute de los más pequeños. Sin embargo, este espacio aparentemente idílico, un espacio de juego y diversión, puede ser un espacio donde afloren los conflictos entre los niños y niñas, un espacio sin ley, donde a menudo se impone la ley del más fuerte.
Para las familias los conflictos en el parque pueden ser un gran desafío: niños y niñas mayores que no dejan jugar a los más pequeños, niños y niñas que acaparan los columpios, lanzamientos de arena, incluso empujones y golpes, etc. Ante estas actitudes y conductas de los niños y niñas, a menudo nos vemos limitados y no sabemos cómo atajar la situación.
Los conflictos de los niños y niñas en el parque
Los conflictos en el parque son muy comunes. Los niños y niñas encuentran un espacio en el que los límites y las normas no están del todo claros como ocurre en otros ambientes más estructurados como el colegio y el hogar. Tampoco están delimitadas las figuras de autoridad, en el colegio los niños y niñas saben que estas figuras son los docentes, pero en el parque quedan difusas, no todos los adultos presentes son figuras de autoridad.
Los conflictos pueden aflorar en este espacio y a menudo los adultos observamos de manera pasiva esperando la intervención de los adultos al cargo del niño o niña que causa problemas o que intenta imponerse. Pero en muchas ocasiones, el mencionado adulto no aparece y observamos desde lejos como reaccionan los niños y niñas, es entonces cuando surgen las dudas ¿Debemos intervenir? ¿Cuándo debemos intervenir? ¿Cómo debemos hacerlo?
¿Qué podemos hacer ante los conflictos de los niños en el parque?
- En primer lugar cuando observemos un conflicto, debemos mantenernos en la distancia. Esto puede que sea una de las labores más complicadas para los progenitores, pero es importante dejar que el niño o niña intente solucionar sus conflictos y que aprenda a hacerlo. Si intervenimos nosotros sin dejar que ellos lo intenten, le estamos diciendo al niño lo siguiente: Intervengo yo, porque lo hago mejor que tú y tú no puedes hacerlo. Además observar cómo reaccionan los niños a los conflictos nos aporta una información sobre su forma de ser y actuar.
- Puede ocurrir que el niño responda ante los conflictos de manera asertiva. Por ejemplo pidiendo que le dejen tirarse por el tobogán, diciéndole que todos tienen derecho a jugar, etc. En estos casos, si se soluciona el conflicto, no debemos hacer nada.
- También puede ocurrir que el niño responda de forma agresiva y golpee o ataque a los otros niños. En este caso debemos intervenir llamando al niño y ofreciéndole otras alternativas.
- La otra opción es que el niño responda de forma pasiva y no haga nada ante el conflicto. En estos momento es cuando debemos esperar que los adultos responsables del otro niño actúen, sino lo hacen o no están presentes, podemos intervenir como adultos intentando mediar. No podemos intentar imponer ya que para los demás niños y niñas no somos figuras de autoridad.
- También puede ocurrir que el niño nos pida ayuda para solucionar el conflicto. En este caso en lugar de hacerlo por él, le daremos opciones de lo que puede hacer.
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