Cuando tenemos que educar a un niño o niña, muchas veces nos puede costar encontrar el equilibrio entre la firmeza y la permisión. Es frecuente no saber hasta dónde podemos consentirles y dónde tenemos que ponerles los límites. Por eso, con demasiada frecuencia nos encontramos en posiciones difíciles que afectan a la educación de nuestros niños y niñas.
A veces nos mantenemos firmes, otras veces, en ocasiones un rato después, nos sentimos culpables y les consentimos, todo esto da lugar a un patrón variable y desigual que tiene consecuencias tanto en el comportamiento actual del niño o niña, como en el desarrollo de futuros patrones desadaptativos.
Por lo tanto es fundamental prestar atención a nuestro modo de educar, de consentirles o no consentirles, para poco a poco comenzar a seguir patrones constantes, iguales y firmes pero basados en el cariño.
El equilibrio entre consentir y no consentir
A veces puede ser complicado llegar al equilibrio, pero debemos tener muy claro que dicho equilibrio es necesario, porque tiene importantes beneficios para la educación del niño o niña:
- ¿Por qué son buenos los límites? Los límites le sirven para saber lo que puede hacer y lo que no puede hacer. Ellos y ellas no saben lo que esperamos que hagan.
- ¿Qué pasa si no ponemos límites? Cuando no ponemos límites los niños y niñas crecen sin normas claras y no son capaces de respetar a los demás, ni de comprender el sentido de cierta disciplina o hábitos para hacer las cosas. Serán adultos inseguros sin saber lo que se espera de ellos en cada momento, con muchas dudas.
- ¿Y qué pasa si los límites son demasiados? Unos límites demasiado firmes o estrictos, o generalizados a casi todo no dejan espacio para el desarrollo de la autonomía, la confianza. También crecerán inseguros, incapaces de tomar decisiones, dudando por todo y sin confianza en sí mismos.
- ¿Qué pasa cuando somos ambivalentes a la hora de poner límites? Esto ocurre cuando ponemos los límites dependiendo del momento y de la situación, o de la persona. En este caso los niños y niñas crecerán inseguros también y temerosos. Es muy probable que se desarrollen las consecuencias anteriores.
- El equilibrio. Si logramos el equilibrio conseguiremos que tengan algunos límites y a su vez espacio para el desarrollo y la exploración. Se trata de dejar claras algunas pautas, pero permitirles ser.
Trucos para encontrar el equilibrio
- Elabora una lista de las cosas que no les podemos consentir (es bueno que hagamos esta lista con ellos y ellas, ya que de este modo se implicarán más con los límites). En esta lista podemos meter cosas como:
- Insultas a los demás.
- Pegar, empujar o pisar a otros.
- Gritar.
- Tirar comida u objetos.
- Etc.
- Elaboraremos también una lista con cosas que les podemos consentir, (esta lista servirá para nosotros, no para el niño o niña, para tenerla en cuenta en los momentos de duda), podemos incluir cosas como por ejemplo:
- Elegir sus cosas: ropa, juguetes, etc.
- Tomar sus pequeñas decisiones.
- Tener su espacio.
- Etc.
- Es importante que todos los adultos implicados en la educación del niño o niña en concreto tengan presente las cosas que les vamos a consentir y las que no y que todos sigamos estas normas.