Cuando nos enfrentamos a la tarea de criar y educar, nos enfrentamos a momentos de tensión. Los niños y niñas a menudo se ponen nerviosos, nos retan y desafían y es difícil evitar la tensión. Sin embargo, la tensión no soluciona el conflicto, al contrario, la mayoría de las veces lo empeora.
La tensión del adulto
El ritmo de vida actual hace que los adultos estemos sometidos a mucha tensión.: los horarios, las obligaciones laborales, las tareas de la casa, la familia, etc. Sin darnos cuentas vivimos con mucha tensión y sin darnos cuenta transmitimos esa tensión a los niños y niñas.
A menudo recargamos los horarios de los niños y niñas, para hacerlo más acorde con el nuestro y de este modo poder organizarnos mejor. Pero además nuestra propia tensión, actitud, manera de hablar, etc. llega a los niños y niñas.
Existe un efecto, muy interesante de contagio emocional, las emociones se contagian socialmente de unas personas a otras. Y este efecto es mucho más acusado en los niños y niñas, por eso cuando los adultos estamos tensos o tendemos a estarlo, nuestros pequeños y pequeñas estarán tensos.
Tranquilidad para evitar las tensiones con los niños y niñas
La tranquilidad es clave para evitar las tensiones con los niños y niñas. No solo en el momento de tensión, sino también como actitud.
Cuando tendemos a estar tensos, los niños y niñas tenderán a estar en tensión y serán más frecuentes los problemas y conflictos. Si además, respondemos con tensión a los mismos difícilmente saldremos del bucle de la tensión.
Educar con calma es necesario para los niños y niñas. A menudo los sometemos a niveles elevados de tensión, a ritmos acelerados y de manera indirecta les enseñamos una manera de comportarse basada en la tensión. Los adultos más cercanos al niño o niña son modelos para ellos, cuando nuestro modo de actuar, nuestras actitudes son tensas, el niño o niña tenderá a responder con tensión.
Beneficios de mantener la calma
Cuando el adulto mantiene la calma, se obtienen los siguientes beneficios en los niños y niñas:
- Ellos también aprenden a mantener la calma. Se contagian de la misma.
- Están más tranquilos y centrados.
- La relación familiar mejora.
- Se reducen los conflictos.
- Son más felices.
- Tienen tiempo para un desarrollo sano.
Pautas para no transmitir tensión a los niños y niñas
- Intenta cuidarte y no mantener niveles de tensión constantes, para ello trata de llevar un horario organizado, desarrolla estrategias de relajación, no sobrecargues tus días, etc.
- Dedica un rato al día para practicar la calma en familia. Podemos empezar con unos minutos al día. Se trata de estar sentados sin hacer nada, simplemente hablar tranquilamente o respirar. En los minutos de calma, no ponemos la tele, ni hacemos nada.
- A veces puede ser difícil evitar la tensión. No pasa nada mientras no sea una tendencia general. En esos momentos intentaremos poner en práctica alguna estrategia para relajarnos, como respiración, mindfulness, tiempo fuera, etc. Existen muchas opciones, practica alguna de ellas, y enseña a los niños y niñas que aunque es cierto que a veces no podemos evitar ponernos nerviosos, siempre podemos controlar nuestra tensión.
- Presta atención a tu modo de hablar y de actuar y cámbialo si es necesario. A veces hablamos muy deprisa y en un tono de voz elevado, prueba a hablar en un tono más bajo y mas despacio.
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