El mito de Hefesto Dios del fuego

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El mito de Hefesto es una historia de la mitología griega, que habla de un dios que es capaz de hacer cualquier cosa con el fuego.

Hefesto es uno de los doce dioses del Olimpo, el cual realizaba creaciones impresionantes para los dioses sobre su yunque, con ayuda de los cíclopes. Hefesto el dios del fuego y de la forja en la mitología griega, era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, especialmente en Atenas.

El mito de la antigua Grecia de Hefesto dice que cuando Hera lo vio nacer, se impresiono tanto de lo grotesco que era, que lo tiró del Olimpo y le provocó una cojera. En algunas vasijas artísticas de la época, se le representa con los pies al revés, sudoroso, desaliñado y el pecho descubierto.

Su equivalente en la mitología romana era el dios Vulcano, el cual el pintor Diego Velázquez inmortalizó en su famosa obra “Fragua de Vulcano”.

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Cuadro de Diego Velázquez: “La fragua de Vulcano”

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El mito de Hefesto explicado para niños

Según algunas interpretaciones, Hefesto era hijo de Hera y Zeus y según la Teogonía de Hesíodo (Origen de los dioses), Hera lo concibió sola porque estaba celosa, ya que Zeus había dado a luz a Atenea brotándole de la cabeza.

Hefesto nació deforme y su madre al ver que le había dado vida a una criatura tan imperfecta, sintió vergüenza hacia los otros dioses y repulsión hacia su hijo, y dado esto, su reacción fue arrojarlo al mar desde del Olimpo.

El recién nacido Hefesto tardó nueve días y nueve noches en caer al mar y el golpe que recibió en la caída, le provocó cojera por el resto de su vida.

La oceánide Eurínome y la ninfa Tetis quien era la madre del famoso Aquiles, lo sacaron del mar, lo acogieron y lo llevaron hasta una isla volcánica llamada Lemnos y lo cuidaron en una gruta. Allí permaneció escondido durante nueve años, donde aprendió el arte de la forja y realizó un millar de objetos para las ninfas marinas.

Cuando Hefesto creció y se enteró de la verdad sobre su nacimiento, se llenó de resentimiento hacia su madre y solo pensó en encontrar la forma de vengarse de Hera. Por lo tanto, su plan fue hacer un trono especial para la diosa que lo había rechazado, el cual tenía el poder de atrapar a cualquiera que se sentara en él.

Hera recibió el trono y quedó maravillada al ver que la ofrenda estaba hecha del oro más fino y hermoso que jamás había visto, por lo que no dudó en sentarse para comprobar su comodidad, pero al hacerlo, se dio cuenta de que estaba atrapada y sin poder moverse.

Los dioses trataron de ayudarla a escapar de la trampa, pero por más que lo intentaron, no lograron hacer nada por liberarla. Solo Hefesto, quien tuvo el poder de fabricar ese artilugio podía hacerlo.

Buscaron a Hefesto, pero él se negó a regresar al Olimpo y bajo ninguna circunstancia pensaba deshacer el castigo.

Ares el dios de la guerra, quien era el irascible hermano de Hefesto, trató de levantar a Hera del malicioso trono por la fuerza, pero el dios de la forja los evitó lanzándole hierros de marcar incandescentes.

Dionisio el dios del vino intervino y emborrachó a Hefesto, lo montó en una mula y lo llevó hasta el Olimpo. Al llegar le pidieron nuevamente que ayudara a Hera y después de todo decidió hacerlo, pero con la condición que pudiera casarse con Afrodita, la diosa de la belleza y la sensualidad.


El mito de Hefesto y la traición de Afrodita

Hefesto logró casarse con Afrodita y estaba tan enamorado de ella, que solo se lo pasaba fabricando las joyas más hermosas para su amada consorte y entre ellas, le forjó un cinturón mágico que la hacía aún más irresistible para los hombres.

Sin embargo, Afrodita no amaba a su esposo herrero y maltrecho y tuvo una relación con su hermano Ares; pero Helio el sol, lo vio todo y le contó a Hefesto lo que sucedía.

Al dios del fuego se le ocurrió hacer público este adulterio por la ira y la indignación que sentía y para vengarse, tejió una red de oro de finas cuerdas casi invisible e irrompible, la cual colocó sobre el lecho donde se encontraban los amantes.

De esta manera atrapó a los amantes en la cama en uno de sus encuentros y llamó a todos los demás dioses del Monte Olimpo para que se burlaran de la pareja.

Este suceso fue motivo de una gran algarabía, aunque Hermes el mensajero de los dioses, comentó que a él no le habría importado sentir tal vergüenza.

Hefesto no los liberaría hasta que los infieles prometieran terminar su romance y así lo hicieron, pero tan pronto Hefesto les quito la red, escaparon y más tarde se juntaron de nuevo.

Hefesto estaba tan enfadado que tuvo un momento de debilidad t cuando llegó su hermana Atenea a buscar armas, el dios del fuego intentó violarla, pero Atenea pudo librarse y el semen del dios cayó en su pierna.

La diosa se limpió con un poco de lana y la tiró hacia la Tierra y de ella nació el Erictónio, quien era un ser mitad hombre mitad serpiente.

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