La falta de apetencia en los niños por la comida durante la edad preescolar, antes de los tres o cuatro años, es más habitual de lo que creemos. En algunos casos puede deberse a problemas derivados de una enfermedad de base o bien tratarse de una cuestión conductual.
No obstante, sí existe una situación que es muy frecuente, la de dejar de sentir apetito a partir del primer año de edad. Los bebés recién nacidos comen mucho y esto les lleva a experimentar un crecimiento muy grande en ese tiempo. Al introducir la alimentación sólida ya no necesitan ingerir tanto.
Los expertos señalan que la negativa a querer comer se distingue entre enfermedad y conducta en base al propio rechazo. Si es selectivo, no hay ningún problema de salud que deriva de los alimentos.
Por otra parte, es fundamental conocer la situación de los niños sanos y buenos comedores que pueden perder el apetito tras un problema de salud gastrointestinal o respiratorio. En esos casos la problemática es pasajera.
¿Qué errores cometemos los padres cuando los hijos pequeños no quieren comer?
Detectadas las posibles causas de esta falta de apetencia por la comida, que pueden ser motivos de salud o bien algún hábito de conducta a corregir, el siguiente paso es tratar de ponerle solución.
Aquí es de gran relevancia el comportamiento de los padres, que en ocasiones somos los que cometemos errores como el chantaje, el castigo, el premio o las amenazas. Las distracciones, por ejemplo, pueden llevar a los pequeños a no querer comer, a no centrarse en su tarea.
Otra equivocación es el intento continuo de persuasión, insistiendo en que es necesario comer porque eso le va a traer beneficios. Es muy probable que no comprenda esa relación, y si no lo entiende, no se va a sentir atraído por la comida.
Con las recompensas, las amenazas y el chantaje ocurre lo mismo. Además, se puede volver en contra de los adultos, pues los niños acabarán aprendiendo hábitos poco saludables. Serán ellos los que decidan qué comer y cuándo, no siendo esta la opción más recomendable.
Un aspecto más a evitar es comer entre horas. Si los niños son poco comedores y se les permite tomar aperitivos entre horas, acabará llevando a que no quieran comer después, que es cuando realmente les corresponde.
¿Qué se puede hacer para que los niños coman?
En edades preescolares, las causas de no querer comer suelen ser más funcionales o psicógenas, es decir, de carácter conductual. Una vez los niños ya alcanzan la edad escolar, los problemas orgánicos y esos hábitos de conducta sí se igualan.
Por problemas de conducta se entienden la sobreprotección por parte de los padres, el rechazo al comedor en la guardería o el centro escolar, los conflictos familiares, celos cuando hay otro hermano o hermana…). Los factores orgánicos más comunes son infecciones como hepatitis o neumonías y algunas enfermedades crónicas.
En estas situaciones, una fórmula eficaz para que los niños coman es secundar sus gustos, siempre que estos respondan a una alimentación equilibrada, no insistirles en que coman de más cuando no les apetece y mostrarse un poco comprensivos si se quieren saltar alguna comida.
Desde el blog https://www.pharmacius.com nos muestran algunas recomendaciones y se centran especialmente en el uso de suplementos alimenticios. Esta práctica es interesante en caso de que se detecte alguna carencia nutricional.
Antes de llegar a este punto, o de manera complementaria, se pueden buscar otras fórmulas. Una es sustituir unos alimentos por otros que contengan un valor nutricional parecido si es que sienten más apetencia por ellos. Los quesos, la leche y los huevos son buenas alternativas a la carne.
Y si no quieren comer, el plato se retira, pero no se le da otro alimento en sustitución que sí les guste. Tocará esperar a la siguiente comida en caso de que no se haya localizado una alternativa adecuada.
Un grupo de alimentos que sí es completamente irrenunciable son las frutas y verduras. Pero el rechazo por parte de los niños suele ser muy habitual. Además, no ocurre tanto en la etapa de bebé, sino cuando ya son más mayores, que adquieren conciencia propia sobre la comida. En Hero Baby nos ofrecen otros trucos interesantes para que frutas y verduras sigan siendo la base de la dieta.
La comida como momentos agradables
El consejo final para que los niños coman lo suficiente y no vean esta tarea como algo poco deseado es convertir esos momentos en agradables. Si tu hijo está sano y el pediatra considera que su crecimiento y desarrollo es correcto, ajustado a la norma, basta con desarrollar un ambiente relajado y sin prisas en caso de que sea poco comedor.
A su vez, si es muy pequeño seguirá entendiendo que el momento de comer es otro juego más. De este modo resulta muy conveniente presentarles los platos de manera atractiva y que se sientan parte del núcleo familiar.