Toda actividad que tenga como finalidad mejorar la psicomotricidad en los niños favorece el desarrollo corporal y la construcción de los primeros pasos de la personalidad del niño. Además, la psicomotricidad permite la estimulación de las funciones ejecutivas tales como planificación, atención, memoria, concentración, entre otros. De este modo, mejorar la psicomotricidad favorece el desarrollo integral del niño mediante el movimiento y la expresión del cuerpo.
En esta ocasión, te contaremos sobre una propuesta metodológica para poder llevar a cabo en la clase de psicomotricidad. La misma la puedes efectuar en el colegio o bien en el hogar con tus niños. Con esta actividad podrán construir, girar, caminar, reír, etc.
8 Aspectos a tener en cuenta para una actividad de psicomotricidad
Lo más importante que nunca debemos olvidar son estos factores que te mencionamos a continuación:
- El tono y el equilibrio del niño. Es decir, con el ejercicio o actividad el peque debe lograr mejorar la propia conciencia del cuerpo, así como también tener autocontrol de este.
- Capacidad para reconocer el esquema corporal. Esto es, la habilidad de los niños de poder comprender que tienen un cuerpo que está compuesto por sus diferentes partes: brazos, piernas, pies, boca, nariz, ojos, etc.
- Lateralización. Es importante (si el niño tienen más de 5 años) que podamos percibir si el pequeño se encuentra o no lateralizado. Con esto queremos decir que, ya a esta edad, los niños han logrado el predominio de uno de los dos lados del cuerpo. Si esto no sucede, es importante estar atento o consultar con un profesional en psicomotricidad para ayudar a los niños en este sentido.
- Respiración. Debemos prestar especial atención a cómo respira el niño durante la actividad psicomotriz.
- Relajación. Durante los ejercicios, hay músculos que no es preciso mover. Por ejemplo, la boca o los ojos deberían encontrarse relajados. Si esto no sucediera, nos estaría dando un indicio de cierta dificultad motriz de los niños que podrían mostrar signos de otros aspectos a observar.
- La capacidad senso-perceptiva (el oído, la vista y el tacto).
- Habilidades motrices. Esto implica la capacidad del niño para gatear, trepar, etc.
- Manipulación de objetos. En este aspecto se observará la presión tras sujetar un objeto, soltarlo, girar, lanzar una pelota, etc.
Beneficios de las actividades de psicomotricidad en los niños
- Favorece la postura.
- Permite adquirir conciencia propioceptiva.
- Estimula la producción de serotonina.
- Promueve la relajación.
- Beneficia el aprendizaje.
Propuesta metodológica para mejorar la psicomotricidad en el aula
Esta propuesta tiene como objetivo que los niños realicen un acercamiento a la estación del año del otoño. No obstante, se puede llevar a cabo con otra estación. Por ejemplo, en lugar de utilizar hojas de otoño, se pueden usar flores en primavera.
Materiales necesarios para las actividades de psicomotricidad
- Hojas de otoño (hojas marrones que podemos recoger del suelo o bien elaborar en cartulina marrón con anterioridad). Es importante que sepas que trabajaremos con muchas hojas, por lo que será necesario que dispongas de al menos unas 30 – 40 hojas de otoño de diferentes árboles.
- Música de fondo; puede ser las 4 estaciones de Vivaldi: otoño.
- Colchonetas.
- Paraguas para niños (opcional).
- Ropa de abrigo.
- Cuerdas.
- Frutos de diferentes árboles (se pueden utilizar frutos naturales o bien elaborarlos con materiales como cartulina, algodón, goma Eva, etc.
- Sonido de lluvia en un dispositivo para reproducirlo cuando corresponda.
- Mantas o frazadas.
- Hojas de papel (blancas).
- Pegamento.
- Lápices.
Parte 1: presentación de la propuesta para mejorar la psicomotricidad
En esta primera parte, debemos colocar la música de fondo y explicar a los niños que vamos a hablar de la estación otoño.
Los peques observan las hojas, su coloración, su forma y su textura. Es importante que no rompan las hojas; solo que las vean y las toquen.
Tenemos que hacer mención de la diferencia de las hojas en primavera en cuanto a su textura y color diferentes.
Parte 2: exploración
Se dejan las hojas sobre una mesa o en medio de los niños formando un círculo. Adicionalmente, se colocan las colchonetas, cuerdas y otros materiales a disposición de los niños y se deja que ellos jueguen libremente con las hojas. La única condición es que no las rompan. Si es necesario, se puede guiar a los niños diciéndoles: ¿Qué creen que pueden hacer con las hojas?
Parte 3: actividad guiada
Invitamos a los niños a tomar varias hojas en sus manos e imaginar que ellos mismos son árboles. Algunas de las preguntas siguientes pueden ayudar en esta parte de la propuesta:
- ¿Cómo se mueven los árboles cuando hay viento? ¿Podemos imitar a los árboles en sus movimientos?
- ¿Cómo se van cayendo las hojas?
- ¿Se caen las hojas de todos los árboles? (pregunta para reflexionar basándose en la observación de los niños y de su realidad).
Parte 4: pensamos otras cosas que ocurren en otoño
Podemos ayudarles a los niños a pensar en que, durante el otoño, usamos más abrigo o utilizamos mayormente el paraguas (en caso de que donde te encuentres llueva más durante esta estación).
- Recogemos las hojas del suelo
- Nos abrigamos porque hace frío
- Paseamos con el paraguas los días de lluvia
- Nos agachamos a recoger frutos caídos de los árboles
Colocamos las hojas de papel blanco en el suelo o sobre una mesa. También se puede reemplazar por un afiche grande.
Dibujamos un gran árbol al interior de la hoja y les pedimos a los niños que peguen las hojas de los árboles dentro de este árbol.
Parte 5: la presencia del viento
En esta parte de la actividad, podremos colocar música (si no lo hemos hecho ya) o bien cambiarla para que los niños comiencen a moverse libremente por el salón como si fuesen árboles con pies.
Una de las docentes puede decirles a los niños que ella se convertirá en viento. La docente deberá soplar con fuerza o suavemente mientras los niños se mueven como lo hacen los árboles con la presencia de viento.
Parte 6: relajación final
La docente deja de soplar o lo hace cada vez más suave. Los niños, poco a poco, dejan caer todas las hojas que tenían en sus manos y posteriormente se acuestan en las colchonetas.
Posteriormente, se les dice que la lluvia ha comenzado y que cae sobre los árboles. Los niños ahora se encuentran tendidos en el suelo. Escuchan la lluvia caer y se relajan cerrando sus ojos.
Las docentes pueden cubrir a los niños con frazadas mientras ellos escuchan la lluvia durante unos 5 – 8 minutos.
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