Educar con amor, la educación es un proceso de interacción, donde el educador y el educado, intercambian papeles. El que educa se educa y el educado educa. Es un proceso de interacción producido entre personas, cuyo objeto es lograr el desarrollo del que es educado para lograr que optimice sus recursos y alcance su máximo potencial.
Educar implica mucho más que mostrar el camino, educar implica vivir con el educando, implica conocerle, saber lo que le pasa y lo que le preocupa, conocer lo que le interesa, le alegra, entusiasma e ilusiona. Educar es mucho más que instruir.
Educar es un acto de amor hacía el otro. Educar es dar lo que ni siquiera tenemos, para que el otro se desarrolle. Buscar soluciones, estrategias y brindárselas al otro, para que las desarrolle y aprenda a hacerlas suyas.
Educar con amor
Para educar es necesario conocer al que queremos educar y solo se conoce lo que se ama. Es fundamental dotar de afectos el proceso educativo como proceso destinado al desarrollo de una persona. El afecto dota a las situaciones de confianza, de un clima de seguridad y confianza que permite a los niños y niñas ser ellos mismos sin miedos, que les permite las condiciones necesarias para que el proceso sea óptimo.
Educar con amor, es la clave para la educación emocional, que no puede ni debe ir separada de ningún proceso educativo.
Beneficios de una educación con amor
- Favorece el bienestar de todos, del que es educado y del que educa.
- Nos permite conocer, preocuparnos y ocuparnos del niño/a.
- Potencia el desarrollo de su autoestima, confianza y seguridad.
- Hace posible un clima positivo para el desarrollo personal.
- Contribuye a estrechar lazos y vínculos.
- Ayuda a tolerar los fracasos, enfrentarse a los retos y lograr los objetivos.
- Es beneficioso para que el proceso culmine, y se logre una educación integral y global que abarque aspectos tan importantes como una educación emocional, el desarrollo afectivo, la transmisión de valores, etc.
Los 10 secretos para educar con amor.
- Conoce al niño/a. No te quedes con observar sus actos, es fundamental ir más allá y saber cómo es, qué está pensando, cuáles son sus sentimientos, sus preocupaciones, ilusiones, miedos, alegrías, penas, etc.
- Respeta cada forma de ser, sin juzgar, ni etiquetar. Ama al niño/a tal y como es, acéptale y aprende a valorar sus cosas buenas.
- Emplea las muestras de afecto, las caricias, sonrisas, palabras agradables, etc.
- Genera una comunicación positiva, que les permita expresarse libremente y que se sientan escuchados y atendidos. No es suficiente con tener afecto hacia el niño/a es fundamental que el pequeño perciba ese aprecio.
- Emplea el sentido del humor. La alegría genera sensaciones de bienestar que contribuyen a estrechar los lazos y generar vínculos afectivos.
- Expresa tus emociones, las buenas y las malas. Querer a alguien implica quererle con cualquier estado emocional. Al expresar tus emociones estrechas el vínculo y les enseñas a expresar las suyas.
- Respeta su espacio, ritmos y tiempos. Conocer y querer al niño/a nos hace conscientes de que cada uno debe seguir su propio ritmo, forzarle es un acto que atenta contra su desarrollo.
- Cuida su autoestima y presta atención a aquello que pueda minarla.
- Muestra paciencia y comprensión. Es importante tener presente que el niño/a está inmerso en un proceso de desarrollo, y que ese proceso está ligado a dificultades.
- Preocúpate por lo que les preocupa. Antes de comenzar a educar, pregúntales como están, deja que te cuenten sus cosas, que te hablen.
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