Allá donde miremos, están las Matemáticas. Estas constituyen un lenguaje poderoso que nos ayuda a entender y a explicar todo lo que sucede en el universo, tanto a escala macroscópica como microscópica. Por eso, desde nuestros primeros meses de vida entramos en contacto con ellas casi sin darnos cuenta y aprendemos a utilizarlas en nuestro beneficio para interactuar con nuestro entorno y salir airosos de los retos que se nos plantean.
Sin embargo, nuestra relación con las Matemáticas forma parte de un proceso de cognición paulatino y que está claramente condicionado por las etapas de maduración neuronal que atravesamos a lo largo de nuestra infancia. Esto es algo que en el ámbito educativo lleva tiempo siendo objeto de análisis y que ha llevado a la creación de nuevas técnicas educativas. Especialmente, las que buscan potenciar tanto la gamificación como el aprendizaje manipulativo para huir de procesos más complejos que requieren de una alta capacidad lógica-abstractiva.
Pero, ¿Cómo pueden encajar adecuadamente el juego y la enseñanza en un aula? Vamos a ver la manera de hacerlo y cuáles son sus efectos positivos.
El juego y la colaboración para entrar de lleno en las Matemáticas
Tradicionalmente, el enfoque más habitual del aprendizaje matemático ha sido ir de lo abstracto a lo concreto. Primero, enseñando a los niños los números y su sentido, para después poder utilizarlos en situaciones particulares.
Pero se ha venido constatando que, a pesar de que los pequeños adquirían la capacidad de resolver los problemas matemáticos, en realidad en este proceso no asimilaban adecuadamente los conceptos. De esta manera, a la medida que crecían y la complejidad de los retos que afrontaban era mayor, tenían más problemas para resolverlos y su motivación disminuía por no entender bien los razonamientos que estaban detrás de sus soluciones.
Esto tiene una explicación desde el campo de la neurobiología, porque se estima que los niños no comienzan a desarrollar su capacidad para el pensamiento abstracto hasta aproximadamente los 11 años de edad. A partir de ese momento, y hasta casi su vida adulta, van mejorando su capacidad de realizar operaciones formales, por lo que también empiezan a ser capaces de organizar las ideas en su mente sin tener que recurrir a representaciones visuales o físicas de los objetos para hacer tareas concretas, como contar o calcular.
¿Esto qué significa? Pues que en las primeras etapas del aprendizaje matemático no es aconsejable orientar los ejercicios desde el punto de visto de la lógica abstractiva. En su lugar, se recomienda que los primeros pasos del aprendizaje matemático se den a través de la gamificación y de la manipulación de los objetos.
Una aproximación lúdica al conteo y a la realización de pequeñas operaciones
Por esta razón, ponemos a disposición de los educadores una serie de propuestas que pretenden generar una motivación intrínseca en su alumnado, pero desde actividades que previamente logren atraerles a través de incentivos extrínsecos. Y uno de los mejores ejemplos es nuestra unidad ‘Contar y Calcular: Operaciones matemáticas’, un recurso que se centra en explorar la utilidad social de los números desde un punto de vista plenamente lúdico.
Esta es ideal para que sea aprovechado por alumnos que ya conozcan la serie oral numérica que va del 1 al 10. Partiendo de esta base conceptual, el profesor podrá guiarles para que descubran estrategias con las que puedan contar y avanzar en su aprendizaje, para que empiecen a realizar operaciones matemáticas sencillas, para que sepan cómo reflexionar sobre sus posibilidades e incluso para que elaboren enunciados de problemas y reflexionen sobre los mismos.
Además, entendemos que el aula es el mejor lugar para poner en marcha esta enseñanza basada en la gamificación de las Matemáticas más sencillas. Es bien sabido que el juego tiene una enorme fuerza como mecanismo socializador, de manera que en este contexto las clases no deben entenderse como un espacio para agrupar masivamente a niños y niñas.
Más bien, el aula en el aprendizaje matemático ha de verse como un área comunitaria para la colaboración, donde cada niño y niña puedan aprender de sus compañeros.
Ejercicios para entender la utilidad de las Matemáticas más allá del aula
Jugando, los alumnos desarrollarán sus capacidades colaborativas y establecerán conexiones con la realidad. De forma que podrán ir más allá del simple conteo con las manos, e incluso se iniciarán en la realización de operaciones matemáticas como la suma. Todo ello a través de ejercicios plenamente visuales y lúdicos, gracias a los cuales aprenderán a identificar patrones y regularidades matemáticas que puedan aplicar durante el resto de sus vidas.
La intención es que, al terminar la unidad, los niños sean capaces de plantear sus propios problemas. Para hacerlo, deberán demostrar que han interpretado adecuadamente el significado de los números – y, por tanto, interiorizado sus premisas conceptuales – y que han adquirido la habilidad de seleccionar sus datos más importantes, para buscar las respuestas que se necesitan a partir de las operaciones matemáticas.
En definitiva, ante la idea extendida de que las Matemáticas son una materia compleja y de difícil comprensión, la utilización de técnicas basadas en la gamificación y en el aprendizaje manipulativo se están revelando como tremendamente eficientes en los primeros años de escolarización. Con el adecuado apoyo del profesor, los niños se sienten motivados para aprender y, poco a poco, aprenden a percibir la realidad desde una visión matemática, lo que les otorga competencias asociativas claves para que más tarde puedan desenvolverse en su vida adulta.
Excelente la información concebida