Cómo fomentar el pensamiento ético en los niños: beneficios, ejemplos y actividades

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El pensamiento ético es la capacidad de reflexionar sobre los valores y las normas que rigen la convivencia humana. Se trata de una habilidad esencial para el desarrollo personal y social de los niños, ya que les permite tomar decisiones responsables y respetuosas con los demás. Pero, ¿cómo se desarrolla el pensamiento ético en los niños? ¿Qué factores influyen en su evolución? ¿Cómo podemos enseñarles a pensar éticamente?

Estas son algunas de las preguntas que nos planteamos como padres y educadores, conscientes de la importancia de fomentar el pensamiento ético en los niños desde edades tempranas. Según un estudio realizado por Esquerda et al. (2013), la capacidad de decisión del menor depende de su competencia ética, que a su vez se relaciona con su madurez moral y su nivel de desarrollo cognitivo. Por tanto, es necesario estimular el desarrollo del pensamiento ético en los niños, adaptándonos a su etapa vital y a su contexto.

Como dijo el psicólogo y pedagogo Jean Piaget, uno de los principales investigadores del desarrollo del pensamiento en los niños: “La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, no simplemente repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventivos y descubridores” . El pensamiento ético es una forma de pensamiento creativo e innovador, que nos permite cuestionar lo establecido y buscar soluciones alternativas a los problemas.

El objetivo de este artículo es ofrecerte una guía completa sobre el pensamiento ético en los niños: qué es, cómo se desarrolla y cómo enseñarlo. En él encontrarás definiciones, ejemplos, actividades y recursos para ayudarte a potenciar el pensamiento ético en los niños. Te invitamos a leerlo con atención y a poner en práctica las ideas que te proponemos.


Qué es el pensamiento ético en niños

El pensamiento ético es la capacidad de reflexionar sobre los valores y las normas que rigen la convivencia humana. Se trata de una habilidad esencial para el desarrollo personal y social de los niños, ya que les permite tomar decisiones responsables y respetuosas con los demás.

El pensamiento ético implica:

  • Identificar los valores y las normas que están en juego en una situación o un problema.
  • Reconocer los diferentes puntos de vista y los intereses de las partes implicadas.
  • Analizar las posibles alternativas y sus implicaciones morales.
  • Elegir la opción más adecuada según unos criterios racionales y justos.
  • Justificar la decisión tomada con argumentos válidos y coherentes.

El pensamiento ético nos ayuda a desarrollar nuestra conciencia moral, es decir, nuestra capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, y de actuar en consecuencia. Además, el pensamiento ético nos permite desarrollar otras habilidades cognitivas y sociales, como el razonamiento lógico, la empatía, el diálogo, la tolerancia y la responsabilidad.

Diferencia entre pensamiento ético y pensamiento moral

A menudo se confunden los términos ética y moral, pero no son exactamente lo mismo. La ética es la disciplina filosófica que estudia la moral, es decir, que analiza los fundamentos teóricos y los criterios racionales que sustentan los juicios morales. La moral es el conjunto de normas, valores y costumbres que regulan la conducta humana en una sociedad determinada.

Así pues, el pensamiento ético es el que se basa en la reflexión crítica y racional sobre la moral, mientras que el pensamiento moral es el que se basa en la aceptación acrítica y emocional de la moral. El pensamiento ético busca cuestionar lo establecido y encontrar soluciones universales a los problemas morales, mientras que el pensamiento moral busca adaptarse a lo establecido y seguir soluciones particulares a los problemas morales.

Tipos de pensamiento ético: descriptivo, normativo y aplicado

Dentro de la ética se pueden distinguir tres tipos de pensamiento ético según su finalidad:

  • El pensamiento ético descriptivo es el que se limita a describir y explicar cómo son las normas y los valores morales de una sociedad o de un grupo humano. No pretende juzgar ni prescribir lo que está bien o lo que está mal, sino simplemente observar y comprender lo que existe.
  • El pensamiento ético normativo es el que se propone establecer y justificar unos principios y unas normas morales universales. Pretende determinar lo que está bien o lo que está mal desde una perspectiva racional y objetiva, basándose en criterios como la justicia, la libertad o la felicidad.
  • El pensamiento ético aplicado es el que se ocupa de resolver los problemas morales concretos que surgen en la práctica. Pretende aplicar los principios y las normas morales universales a las situaciones específicas que se presentan en distintos ámbitos de la vida humana.
Estos tres tipos de pensamiento ético no son excluyentes sino complementarios. Para tener un pensamiento ético completo se necesita describir, normativizar y aplicar la moral.

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Cómo se desarrolla el pensamiento ético en los niños

El pensamiento ético no es algo que se tenga o no se tenga, sino que se va construyendo y desarrollando a lo largo de la vida. El pensamiento ético se basa en el desarrollo cognitivo, es decir, en la capacidad de procesar y organizar la información que recibimos del mundo. Pero también depende de otros factores, como la familia, la escuela, la sociedad y la cultura, que influyen en nuestra forma de ver y valorar la realidad. En este apartado vamos a ver cómo se desarrolla el pensamiento ético en los niños según las etapas propuestas por Jean Piaget, qué factores influyen en este desarrollo y qué criterios se pueden usar para evaluar la competencia ética de los niños.

Etapas del desarrollo del pensamiento ético según Piaget

Jean Piaget fue un psicólogo y pedagogo suizo que estudió el desarrollo del pensamiento en los niños. Según Piaget, el pensamiento se desarrolla a través de cuatro etapas que corresponden a diferentes niveles de maduración cognitiva:

  • La etapa sensoriomotora, que va desde el nacimiento hasta los 2 años aproximadamente. En esta etapa, los niños exploran el mundo a través de sus sentidos y sus movimientos. Aprenden a coordinar sus acciones con los objetos y las personas que les rodean. No tienen todavía una representación mental de la realidad ni una noción clara de sí mismos y de los demás.
  • La etapa preoperacional, que va desde los 2 hasta los 7 años aproximadamente. En esta etapa, los niños empiezan a usar el lenguaje y la imaginación para representar mentalmente la realidad. Sin embargo, su pensamiento es egocéntrico, es decir, no pueden ponerse en el lugar de los demás ni entender sus puntos de vista. Tampoco pueden razonar lógicamente ni comprender conceptos abstractos como el tiempo o el espacio.
  • La etapa de las operaciones concretas, que va desde los 7 hasta los 12 años aproximadamente. En esta etapa, los niños empiezan a usar la lógica y las reglas para resolver problemas concretos. Pueden clasificar, ordenar, medir y comparar objetos y situaciones. También pueden entender las perspectivas de los demás y cooperar con ellos. Sin embargo, su pensamiento sigue dependiendo de lo que pueden ver y manipular directamente.
  • La etapa de las operaciones formales, que va desde los 12 años en adelante. En esta etapa, los niños alcanzan el nivel más alto de desarrollo cognitivo. Pueden razonar sobre situaciones hipotéticas y abstractas, usando principios generales y deducciones lógicas. Pueden pensar crítica y creativamente sobre cualquier tema. También pueden reflexionar sobre sus propios procesos de pensamiento y sobre los valores morales.
Según Piaget, el desarrollo del pensamiento ético está relacionado con el desarrollo cognitivo.

Factores que influyen en el desarrollo del pensamiento ético: familia, escuela, sociedad, cultura

El desarrollo del pensamiento ético no depende solo del desarrollo cognitivo, sino también de otros factores que influyen en la formación de la conciencia moral de los niños. Algunos de estos factores son:

  • La familia es el primer ámbito donde los niños aprenden valores y normas morales. Los padres y los hermanos son los primeros modelos de conducta y de referencia para los niños. La familia tiene la función de transmitir y reforzar los valores morales que considera importantes, así como de orientar y corregir las conductas de los niños. La familia también tiene la función de estimular el desarrollo cognitivo y afectivo de los niños, proporcionándoles un ambiente seguro, afectuoso y estimulante.
  • La escuela es el segundo ámbito donde los niños aprenden valores y normas morales. Los profesores y los compañeros son los principales agentes educativos que influyen en el pensamiento ético de los niños. La escuela tiene la función de enseñar y desarrollar las habilidades cognitivas y sociales de los niños, así como de fomentar el pensamiento crítico y reflexivo sobre los problemas morales. La escuela también tiene la función de promover la convivencia pacífica y democrática entre los alumnos, respetando la diversidad y la pluralidad.
  • La sociedad es el tercer ámbito donde los niños aprenden valores y normas morales. Los medios de comunicación, las instituciones, las organizaciones y los grupos sociales son algunos de los agentes sociales que influyen en el pensamiento ético de los niños. La sociedad tiene la función de ofrecer un marco normativo y legal que regule la conducta humana, así como de difundir y defender los valores morales que se consideran universales, como los derechos humanos. La sociedad también tiene la función de generar oportunidades y recursos para el desarrollo integral de los niños, garantizando su bienestar y su participación.
  • La cultura es el cuarto ámbito donde los niños aprenden valores y normas morales. Las creencias, las tradiciones, las costumbres y las expresiones artísticas son algunos de los elementos culturales que influyen en el pensamiento ético de los niños. La cultura tiene la función de transmitir y preservar el patrimonio moral e histórico de una comunidad, así como de enriquecer y diversificar la visión del mundo. La cultura también tiene la función de estimular la creatividad y la sensibilidad de los niños, así como de fomentar el diálogo intercultural.
Estos cuatro factores no actúan de forma aislada sino interrelacionada, conformando un sistema complejo que moldea el pensamiento ético de los niños. Por eso es importante que haya coherencia y coordinación entre ellos, para que el mensaje moral que se transmite a los niños sea claro y consistente.

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Cómo enseñar el pensamiento ético a los niños

En este apartado vamos a ver algunas estrategias generales para fomentar el pensamiento ético en los niños, así como algunos ejemplos de dilemas éticos y actividades para trabajar el pensamiento ético según la edad y la temática.

Estrategias generales para fomentar el pensamiento ético: diálogo, reflexión, argumentación, etc.

Para fomentar el pensamiento ético en los niños se pueden usar diferentes estrategias que estimulen su capacidad de analizar, reflexionar, comparar, discernir, explicar y decidir sobre cuestiones morales. Algunas de estas estrategias son:

  • El diálogo: el diálogo implica escuchar activamente a los demás, expresar las propias opiniones con respeto y claridad, y buscar puntos de encuentro y consenso. El diálogo favorece la comprensión mutua, la tolerancia y la convivencia pacífica. El diálogo se puede practicar en el aula o en el hogar, creando un clima de confianza y participación, donde se puedan plantear preguntas abiertas y provocadoras que inviten a pensar y debatir sobre temas morales.
  • La reflexión: la reflexión implica pensar sobre las propias acciones y las de los demás, sobre las consecuencias y las razones que las motivan, sobre los valores y las normas que las sustentan. La reflexión favorece la autoconciencia, la responsabilidad y el juicio moral. La reflexión se puede practicar en el aula o en el hogar, dando tiempo y espacio para que los niños piensen por sí mismos, sin imponerles respuestas o soluciones prefabricadas.
  • La argumentación: la argumentación implica dar razones que apoyen o refuten una opinión o una decisión moral. La argumentación favorece el razonamiento lógico, la coherencia y la persuasión. La argumentación se puede practicar en el aula o en el hogar, enseñando a los niños a estructurar sus argumentos con premisas y conclusiones, a usar ejemplos y evidencias, a reconocer falacias y sesgos, y a evaluar la validez y la fuerza de los argumentos.

Estas tres estrategias se pueden combinar y complementar entre sí para crear un ambiente propicio para el aprendizaje del pensamiento ético. Además, se pueden usar otras estrategias como:

  • El uso de metodologías activas que impliquen al niño en su propio proceso de aprendizaje, como el aprendizaje basado en proyectos, en problemas o en casos.
  • El uso de recursos didácticos que faciliten la comprensión y la motivación de los niños, como cuentos, películas, juegos o canciones.
  • El uso de evaluaciones formativas que permitan al niño conocer sus fortalezas y debilidades, así como recibir retroalimentación constructiva para mejorar su desempeño.

Ejemplos de dilemas éticos para niños según la edad

Un dilema ético es una situación problemática que plantea un conflicto entre dos o más valores o normas morales. Los dilemas éticos son útiles para trabajar el pensamiento ético en los niños, ya que les obligan a analizar la situación desde diferentes perspectivas, a evaluar las posibles alternativas y sus consecuencias, y a tomar una decisión razonada y justificada. Los dilemas éticos se pueden adaptar a la edad y al nivel de desarrollo de los niños, así como al tema que se quiera tratar. Algunos ejemplos de dilemas éticos para niños según la edad son:

  • Para niños de 3 a 6 años: dilemas que impliquen valores como la amistad, la honestidad, el respeto o la generosidad. Por ejemplo: “Estás jugando con tu amigo en el parque y él te pide que le prestes tu pelota favorita. Tú no quieres prestarle tu pelota porque te da miedo que se la lleve o que se rompa. ¿Qué harías? ¿Por qué?”
  • Para niños de 7 a 9 años: dilemas que impliquen valores como la justicia, la responsabilidad, la solidaridad o la tolerancia. Por ejemplo: “En tu clase hay un niño nuevo que viene de otro país y habla otro idioma. Algunos compañeros se burlan de él y no le dejan jugar con ellos. Tú te sientes mal por él, pero también tienes miedo de que si le defiendes o le ayudas, los demás se rían de ti. ¿Qué harías? ¿Por qué?”
  • Para niños de 10 a 12 años: dilemas que impliquen valores como la libertad, la igualdad, la dignidad o los derechos humanos. Por ejemplo: “Estás viendo un programa de televisión sobre el trabajo infantil en el mundo. Te enteras de que muchos niños y niñas de tu edad tienen que trabajar en condiciones muy duras para poder sobrevivir y no pueden ir a la escuela ni jugar. Te das cuenta de que algunos de los productos que tú usas o consumes están hechos por esos niños y niñas. ¿Qué harías? ¿Por qué?”

Actividades para fomentar el pensamiento ético en niños según la temática: medio ambiente, derechos humanos, diversidad, etc.

Además de los dilemas éticos, existen otras actividades que se pueden realizar para fomentar el pensamiento ético en los niños según la temática que se quiera abordar. Algunas de estas actividades son:

  • Para trabajar el medio ambiente: se puede realizar una actividad de reciclaje, donde los niños aprendan a separar los residuos según su tipo y a reutilizarlos para crear objetos útiles o artísticos. También se puede realizar una actividad de huerto escolar, donde los niños aprendan a cultivar plantas y a cuidar de la naturaleza.
  • Para trabajar los derechos humanos: se puede realizar una actividad de sensibilización, donde los niños conozcan la Declaración Universal de los Derechos Humanos y reflexionen sobre su importancia y su cumplimiento. También se puede realizar una actividad de acción social, donde los niños participen en alguna campaña o proyecto solidario que defienda o promueva algún derecho humano.
  • Para trabajar la diversidad: se puede realizar una actividad de interculturalidad, donde los niños conozcan y valoren las diferentes culturas y creencias que existen en el mundo. También se puede realizar una actividad de inclusión, donde los niños aprendan a respetar y a convivir con las personas que tienen alguna discapacidad o necesidad especial.

Estas actividades se pueden adaptar a la edad y al nivel de desarrollo de los niños, así como al contexto y a los recursos disponibles. Lo importante es que las actividades sean lúdicas, participativas y significativas para los niños, y que les permitan desarrollar su pensamiento ético de forma integral.

conclusión y preguntas frecuentes


Conclusión

En este artículo hemos visto qué es el pensamiento ético y por qué es importante desarrollarlo en los niños. Hemos visto también cómo se desarrolla el pensamiento ético en los niños según las etapas propuestas por Piaget, qué factores influyen en este desarrollo y qué criterios se pueden usar para evaluar la competencia ética de los niños. Por último, hemos visto algunas estrategias generales para fomentar el pensamiento ético en los niños, así como algunos ejemplos de dilemas éticos y actividades para trabajar el pensamiento ético según la edad y la temática.

Como padres y educadores, tenemos la responsabilidad de enseñar a los niños a pensar por sí mismos, a analizar y reflexionar sobre los problemas morales que se les presentan, a argumentar y decidir de forma razonada y justificada, y a actuar según unos principios morales universales. De este modo, contribuiremos a formar personas autónomas, críticas, creativas y solidarias, capaces de vivir y convivir en un mundo cada vez más complejo y diverso.

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© 2023 ▷ Educa y Aprende ➡➤ [ Cómo fomentar el pensamiento ético en los niños: beneficios, ejemplos y actividades ] Escuela de padres ✏️ Ángel Sánchez Fuentes | 👨‍🎓Docente y creador de blogs educativos @educa_aprende

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