Todos los niños, entre los 2 y los 6 años, atraviesan una etapa que recibe el nombre de fase del egocentrismo. Sin embargo, su momento más notorio se da entre los 3 y los 4 años de edad. Es, en esta etapa, que se produce lo que Freud denominó nacimiento del YO, como figura psíquica encargada de demorar o posponer la inmediatez, descarga instintiva o pulsional.
Este período, al mismo tiempo, coincide con lo que Piaget observa respecto de los niños en esta etapa: el egocentrismo implica que los peques son incapaces de ponerse en el lugar de otras personas.
Por último, desde la neurociencia, las emociones se rigen por el sistema límbico, que junto con el lóbulo frontal se encarga de regularlas. No obstante, dicho sistema y lóbulo se encuentra en pleno desarrollo durante esta etapa, por lo que los niños no son capaces de regular sus propias emociones y sentimientos. Por dicha razón, suelen tener rabietas de gran intensidad.
Esta etapa egocéntrica, no solo es posible observarla mediante las rabietas; también se visualiza en el lenguaje propio de los niños de esta edad.
3 Características del lenguaje durante la fase del egocentrismo
Imitación de tonos o palabras
Indistintamente si el niño comprende o no las palabras, intentará imitar al adulto que le enseña las mismas. En este sentido, no debe extrañarnos que los niños de 3 y 4 años imiten el tono y la forma de expresarse de quienes son sus adultos referentes.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que los niños no se comunican con el adulto por la comunicación en sí misma. Es decir, la primera razón por la que hablan en esta etapa es el placer que les produce repetir palabras una y otra vez y no por la comunicación en sí misma, aunque esto desde luego sucede para comunicar algo.
Pensar en voz alta
Se produce cuando los niños se hablan a mismos. En este caso, el receptor del mensaje (aunque puede estar rodeado de adultos u otros niños) es él mismo. El tono de su propia voz, resuena en su interior y asimila palabras, expresiones, timbres de voz, etc.
Es probable que, durante una acción simple como jugar, los niños inventen con las palabras un mundo mágico. Aquí se despliega la imaginación mediante el uso del lenguaje, más conocido como lenguaje mágico.
La reafirmación del Yo
Tal como se explicó anteriormente, durante esta etapa, es posible ver con dos o más niños se reúnen para hablar, pero en este caso no se trata de una intensión comunicativa mediante la palabra, sino que utilizan la misma para escucharse a sí mismos y reafirmar la posición del Yo.
Es por eso que comúnmente durante este momento los niños suelen hablar utilizando mucho la primera persona del singular. De hecho, hacen referencia a todo lo que observan incorporándolo como propio o en relación a sí mismos. Por ejemplo, si están mirando en la televisión un dibujo animado sobre un tren, ellos dirán: “Yo (viajo en) tren”. Si un niño se golpea y recibe atención por parte de un adulto referente, el niño dirá “Yo (también me) golpee” aunque no se haya golpeado.
Es decir, no importa si lo que acontece es algo positivo, negativo, real o ficticio: el peque de esta edad intentará en su discurso estar presente en todas partes.
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