Los niños pequeños tienen dificultades para percibir el peligro, y con un gran interés por explorar el mundo que les rodea. A menudo los padres y madres tienen que estar pendientes de los pequeños evitando que se golpeen o se hagan daño. Es importante enseñar a los niños a percibir el peligro, pero sin crear miedos o inseguridades excesivas.
La percepción del peligro en los niños pequeños
Algunos niños pueden ser especialmente temerarios, no ven el peligro que les rodea y a menudo hacen cosas que podrían ser peligrosas. Esto, aunque es motivo de gran preocupación para las familias, es algo normal, ya que el cerebro del niño aún no tiene la suficiente madurez que sustente un razonamiento capaz de comprender la noción de peligro.
El cerebro del niño comienza desarrollando las estructuras emocionales, afectivas, sensoriales, motoras, etc. y más adelante irá desarrollando estructuras que sustenten la capacidad de hacer razonamientos complejos, de elaborar suposiciones o establecer hipótesis. Sin esta capacidad desarrollada, es difícil anticiparse a las posibles consecuencias de acciones peligrosas.
En estos primeros momentos se puede hablar de actos reflejos que les hacen evitar cosas que les provocan daño, a partir de las cuales poco a poco elaboran reacciones circulares que les permiten interiorizar algunas nociones básicas de lo que es peligroso o no. Pero dichas nociones se basan en su experiencia, es decir aprenden lo que es peligroso a través de su experiencia.
También hay que entender que en los pequeños funciona lo que se llama inteligencia práctica, un estadio que empieza muy temprano. Desde los 2 años, incluso antes, el niño puede sufrir golpes, y ya ha aprendido, de la experiencia, qué le duele o qué está mal. Sin embargo, solo puede sacar la conclusión de que es peligroso frente a una experiencia conocida. Por eso, la mayoría de las medidas son de control externo.
Un poco más adelante alrededor de los 5-6 años, los niños empiezan a tener mayor conocimiento del mundo y sus riesgos. El entendimiento del peligro aparece cuando empiezan a tener experiencias como una caída y la asociación con el dolor, cuando hacen algo malo y se les castiga, o cuando se sienten perdidos y experimentan sentimientos de angustia, etc.
Posteriormente entre los 10 y los 12 años, mediante el pensamiento abstracto, el pequeño ya dispone de la capacidad de prever el riesgo. Pero esto siempre dependerá del entorno, la educación recibida y, puntualmente la información que se da al niño respecto a los peligros de la vida cotidiana.
Educar para que perciban el peligro, sin crear inseguridades
Los niños tienen mucha energía y una gran curiosidad, poco a poco van dominando nuevas habilidades psicomotrices que tienen que entrenar, y a veces pueden ponerse en peligro.
Aunque todavía no puedan hacer un razonamiento abstracto y anticipar consecuencias o elaborar hipótesis sobre los resultados de sus actos, es importante empezar a educar para que perciban el peligro y puedan aprender a ser precavidos.
- Una de las reglas básicas consiste en enseñar al pequeño algunas normas básicas de seguridad, evitando aterrarle, crearle miedos o inseguridades. El mundo no es un lugar inseguro, es un lugar seguro, pero debemos prestar atención a algunas cosas y tener cuidado con ellas. Es importante explicarle que se pueden hacer daño, y que tienen que tener cuidado, es importante tener mucha paciencia ya que esto puede tardar su tiempo en dar resultados.
- La otra regla básica hace incidencia en evitar la sobreprotección y limitar el desarrollo del niño. El niño necesita aprender por sí mismo y no verse limitados por la excesiva sobreprotección. El objetivo es que los niños sean temerarios, pero tampoco temerosos, el objetivo es que sean prudentes y precavidos.
¿Cómo les educamos para que perciban el peligro?
Los niños necesitan conocer el mundo por sí mismos y los adultos deben limitarse a actuar como soporte, minimizando riesgos y evitando accidentes. Algunas pautas para ello son:
- Anticiparse a las situaciones peligrosas y evitarlas. Indícale donde puede jugar y donde no, por ejemplo, evitando espacios peligrosos. No se trata de sobreproteger, pero sí de evitar por ejemplo espacios donde haya productos tóxicos a la mano del menor, etc.
- Alimenta la confianza en sí mismo para que tu pequeño explore su entorno por sus propios medios. En lugar de decirle cosas como te vas a hacer daño o hagas eso que es peligroso, señalaremos que tenga cuidado.
- Explícale el significado del peligro, que entienda que algo peligroso es algo que puede provocar daño o dolor.
- Muéstrale las consecuencias de sus comportamientos. Se trata de mostrarle como sus actos pueden ser peligrosos o situarle en una situación peligrosa. Si te subes en la silla, te puedes caer”.
- Explícale con ejemplos claros cómo evitar los peligros.
- Utiliza juegos y fábulas para mostrarle lo que puede ser peligroso.
© 2018 Cómo enseñar a los niños la percepción del peligro. Celia Rodríguez Ruiz | Psicóloga y Pedagoga @educa_aprende