La importancia de no reprimir las emociones de los niños

emociones de los niños

Actualmente la inteligencia emocional es reconocida por todos, pero aun así con mucha frecuencia tendemos sin darnos cuenta a reprimir las emociones de los niños. Son muchos los mensajes que forman parte del repertorio habitual de los que no nos damos cuenta, del tipo: “no te enfades que estás más feo/a” “no llores, los niños/as no lloran”, etc. Con estos mensajes estamos diciéndoles a los niños que sus emociones son malas, que tienen que reprimirlas.


La importancia de no reprimir las emociones de los niños

El ser humano es un ser emocional, las emociones forman parte de nosotros y no nos podemos separar de ellas. Las emociones, todas ellas, cumplen una función de adaptación y supervivencia, por lo tanto, no podemos hablar de emociones buenas o malas, ya que todas son buenas en cuanto que cumplen una función. Sí que es cierto que algunas emociones generan emociones desagradables y son conocidas como emociones negativas, estas son la tristeza, en enfado, etc. Pero son emociones que forman parte del repertorio habitual y que experimentamos por algo.

Una parte esencial de la inteligencia emocional y del desarrollo emocional es la capacidad de reconocer las propias emociones y aceptarlas, sin culpa ni remordimiento, para poder regularlas de manera adecuada. Para ello es imprescindible aceptarlas y respetarlas. Cuando un niño reprime sus emociones aprende a no aceptarlas y a no respetarlas, las vive como algo malo y negativo, por lo tanto, tendrá dificultades para reconocerlas, y regularlas de manera adecuada.

Educar a los niños para que desarrollen su inteligencia emocional supone educarles para que no repriman sus emociones.

La importancia de legitimizar las emociones de los niños

Las emociones son algo muy personal, que suponen una vivencia subjetiva y especifica por parte de la persona que las experimenta. Los niños viven sus emociones a su manera, y no es malo que experimenten diferentes emociones, solo tienen que aprender a gestionarlas y regularlas de un modo adecuado.

El niño vive su emoción, pero recibe un mensaje de los adultos más cercanos acerca de su experiencia, si es adecuada o no lo es. Cuando respetamos la emoción que vive el niño, le ayudamos a hacerla legitima y le transmitimos un mensaje claro: “es tu emoción y es respetable, debes aceptarla sin vergüenza, ni culpa para avanzar”. En cambio, cuando juzgamos negativamente la emoción del niño le enviamos el mensaje de que esa emoción es mala, no respetamos su vivencia emocional y hacemos que el mismo no acepte ciertas emociones.

En este sentido, hay que señalar que tenemos que enseñar a los niños que la emoción no es mala, pero lo que hacen con la emoción si puede ser malo. Cuando hablamos de respetar las emociones de los niños, siempre se deben respetar las emociones de los niños, pero no todas las conductas serán aceptables. Por ejemplo, si el niño se enfada tiene derecho a estar enfadado y debemos respetar y aceptar su enfado, pero si la conducta que conlleva el enfado es golpear o tirar cosas, no debemos pasar esa conducta.

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© 2018 La importancia de no reprimir las emociones de los niños. Celia Rodríguez Ruiz | Psicóloga y Pedagoga

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