El ser humano es social por naturaleza, se desarrolla, aprende y crece en contacto con los demás. Las personas necesitan de los demás, necesitan pertenecer a un grupo y sentirse aceptados, queridos y respetados por el grupo. Los congéneres tienen un importante valor en la formación del autoconcepto, la identidad y la autoestima.
Es por todo ello que la opinión de los otros puede convertirse en un fuerte refuerzo, que puede llegar a limitarnos y transformarnos. La excesiva preocupación por lo que piensan los demás, por cómo nos ven, es una manifestación del miedo a ser juzgado y obtener un resultado negativo. Es fundamental educar a los niños y niñas para liberarlos del miedo a ser juzgados por los demás y dejarlos libres de esa preocupación.
El miedo a ser juzgado
El miedo a ser juzgado por los demás es un miedo natural y normal. En la infancia creamos nuestro autoconcepto y autoestima, así como las bases de nuestra identidad basándonos en la opinión que tienen los demás de nosotros.
La valoración externa se une a la interpretación que hacemos de la misma y a los sentimientos experimentados con ella y de este modo vamos creando nuestra percepción sobre nosotros mismos: autoconcepto, autoestima e identidad.
En este proceso es normal salir lastimado, ya que el ser humano tiende a compararse, juzgar y criticar al otro. Es algo natural, pero cuando uno mismo es el que resulta criticado y juzgado puede ser doloroso e incluso tener importantes repercusiones.
De este modo los niños y niñas experimentan el temor a la opinión de los demás y comienzan así a cubrirse con máscaras y dejar de mostrarse tal y como son, en un inútil intento de evitar las críticas y el ser juzgado.
El miedo a ser juzgado y la preocupación por la opinión de los demás aparece en la infancia, y hace que no nos mostremos tal y como somos, sino como creemos que podemos evitar críticas y agradar así a los demás.
Trucos para educar liberando del miedo a ser juzgados y a la opinión de los demás
Es muy importante dotar a los niños y niñas de estrategias que les permitan librarse del miedo a ser juzgados por los demás y poder ser así ellos mismos, mostrarse sin máscaras, gustarse y quererse.
- Cuida y alimenta su autoestima desde la infancia.
- Procúrale una imagen de sí mismo ajustada y real.
- Indaga en las interpretaciones que hace de la opinión de los demás y en cómo se siente con dichas interpretaciones.
- Hazle entender que es normal ser juzgados que las personas son así y que lo hacemos o lo que somos es objeto de opinión por parte de los demás. Que no siempre todo lo que hacemos o lo que somos va a gustar a todo el mundo, pero que eso no tiene que importarnos, es imposible gustar a todo el mundo. Pero lo que sí que debe importarnos es gustarnos a nosotros mismos.
- A continuación enséñale a interpretar las críticas y a darle la importancia que tienen, es decir poca. No podemos evitar que otros nos juzguen y critiquen, pero lo que si podemos evitar es sentirnos mal por ello. La actitud ante las críticas es lo que podemos controlar.
- Edúcales para que se acepten tal y como son, sin necesidad de gustar a nadie.
- Haz hincapié en la necesidad de ser uno mismo y de vivir la propia vida. Los demás no van a vivir por nosotros, no pueden ser felices por nosotros.
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