La disociación es una respuesta que se manifiesta con distanciamiento de la realidad. El término puede describir una amplia variedad de experiencias de distanciamiento que difieren en su intensidad. Las experiencias disociativas pueden ser algo normal, fruto de la capacidad imaginativa de las personas, pero también puede aparecer como respuesta a un acontecimiento traumático, siendo en este caso una disociación problemática que puede acarrear problemas más graves.
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Disociación normal
La disociación puede ocurrir como un fenómeno normal, en determinadas personas y también en los niños y niñas. Sin que estas experiencias incidan en su desarrollo sano. En el caso de una disociación normal estaríamos hablando de las típicas ensoñaciones (soñar despierto) o quedarse ensimismado con la mente en otro lado. Algunos ejemplos de este tipo de disociación, normal, son los siguientes:
- Estar absorbido en una actividad y no tener consciencia de lo que ocurre alrededor.
- Crear un mundo de fantasía en la mente, pero distinguir claramente entre la ficción y la realidad.
- Leer una página entera y no saber lo que se ha leído porque la mente estaba en otro sitio.
- Soñar despierto mientras se hace otra actividad.
Disociación problemática
La disociación problemática, o patológica, aparece como un mecanismo de defensa con el objetivo de dominar, minimizar o tolerar el estrés generado por un trauma. Este tipo esta acompaña a los procesos de estrés postraumático. El psicoanálisis entiende este tipo de disociación como un mecanismo para defender el yo que elimina aquellos elementos disruptivos.
Cómo se produce la respuesta disociativa (patológica)
Ante situaciones traumáticas para el niño, éste puede sentirse muy asustado e indefenso, al no disponer de estrategias para afrontar esta situación, y tener la necesidad de manejarla, encuentra un modo de huida a través de la disociación. Es una especie de shock, que puede ayudar al niño en ese instante. Pero esta disociación puede continuar apareciendo pasado el evento traumatico, es una manifestación del estrés postraumático. Lo que puede y suele interferir en el desarrollo normal del niño.
Esta disociación patológica tiene diversos grados, pudiendo pasar de leve, moderada y grave.
¿Qué causa la disociación patológica?
Las personas emplean este mecanismo cuando tienen que enfrentarse a una situación traumática y se sienten sobrepasados por el miedo, el dolor o la sensación de indefensión, en estos casos se emplea como mecanismo el bloqueo de lo que está ocurriendo y de lo que se está sintiendo. Las investigaciones demuestran que determinadas situaciones están relacionadas con las experiencias disociativas en niños:
- Abusos (físico, sexual, emocional).
- Ser testigo de abusos en el seno de la familia o personas cercanas.
- Accidentes dolorosos, que hayan producido mucho miedo.
- Desastres naturales: terremotos, inundaciones, etc.
¿Cómo podemos actuar ante la disociación patológica?
- En el caso de las experiencias disociativas normales, dejaremos que sigan su curso. Son fruto de la imaginación del niño, y un modo para evadirse y distenderse. En cualquier caso, trabajaremos técnicas para mantener la atención y desarrollar la concentración, para que en los momentos en los que sea necesario concentrarse no se vaya la mente con ensoñaciones.
- En el caso de disociaciones patologías es necesario contactar con un profesional que realice un diagnóstico claro y puede ofrecer la intervención más adecuada.
- Ofrece apoyo al niño y ayúdale a que se sienta seguro. La disociación se produce ante un miedo que no puede controlar, si aportamos seguridad al niño, las experiencias disociativas mejoraran.
- Enséñale estrategias de afrontamiento de situaciones adversas. Estas estrategias harán que no sea necesario un mecanismo de huida como la disociación.
- Ayúdale a que exprese sus emociones y las acepte, en lugar de bloquearlas.
- Refiérete al niño, siempre como un todo. Reafirmas así los diferentes aspectos que conforman su personalidad (actos, sentimientos, pensamientos, etc…)
- Habla con él, sin presionar, averigua que situación le causa esta fuga y apórtale seguridad.
- Muéstrale tu cariño y comprensión en todo momento. No le juzgues o etiquetes por sus disociaciones.
- Coordínate con los especialistas, que aparte de intervenir al niño, te orienten en el día a día con él.
- Apóyale para enfrentarse a lo que le ha marcado y liberarse de las secuelas emocionales.