Cuentos de Halloween: Laura sin miedo

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Cuentos de Halloween: Laura sin miedo: Llega la noche de Halloween y casi todos los niños quieren celebrar este evento. Sin embargo, algunos tienen miedo, algo que no nos resulta extraño a los adultos, dado que las máscaras, las historias espeluznantes y el decorado de colores llamativos en escuelas y calles, se presta para que los más peques sientan temor.

Entonces ¿Cómo logramos explicarles que no se trata de brujas, magos y monstruos de verdad, sino que es una tradición y que tiene como objetivo la diversión? Para poder ayudarles a entender esto, os traemos un cuento para que los más pequeños de la casa, pierdan el miedo y pasen una noche de Halloween llena de diversión.


Cuentos de Halloween: Laura sin miedo

Laura era una niña que vivía junto a sus 3 hermanos varones y sus padres en una humilde casa. La particularidad de Laura, es que nunca había sentido miedo. A pesar de los intentos de sus hermanos, amigos y padres, ella jamás había sentido lo que era tener miedo a algo.

En la escuela, Laura le comentaba diariamente a sus compañeros que ella era incapaz de saber lo que era el miedo. Un día, su maestra escuchó lo que ella decía y pensó en que sería muy bueno que Laura reconociera lo que es el miedo. Así, pensó en darle un pequeño susto.

Al día siguiente, la maestra les dijo a todos los niños que “saquen una hoja, pues había decidido hacer un examen sorpresa”. Muchos niños se asustaron, ya que no habían estudiado nada. Sin embargo, no fue el caso de Laura. Ella era una niña muy atenta y prestaba atención diariamente, por lo que no le resultó imposible resolver el problema del examen.

Al llegar esa tarde a su casa, sus hermanos le habían preparado una sorpresa para asustarla, convencidos de que esta vez ella temblaría de miedo:

  • Seguramente Laura sentirá miedo después de esta pequeña broma”, dijeron.

Al entrar esa tarde Laura a su habitación, de abajo de su cama salió saltando un monstruo gigante de color verde y ojos saltones. Laura, sin miedo lo miró y le respondió:

  • Creo que tus ojos están un poco cansados. Ten, usa mis gafas un rato.

El monstruo se puso las gafas de Laura y descubrió que ella no veía nada bien. Luego se pusieron a charlar y a tomar un poco de té imaginario en la habitación. Al terminar la tarde, Laura y el monstruo ya eran muy amigos y prometieron reunirse con frecuencia.

Al día siguiente, su mamá le pidió a Laura que vaya hasta la casa de su vecina, Doña Jacinta y que la ayudara a limpiar el sótano. “Tal vez en la oscuridad, Laura pueda sentir un poco el miedo”, pensó su mamá.

Al entrar en la casa de doña Jacinta, ella se percató de que no había buena iluminación. Además, había mucho polvo. Parecía que hacía muchos días que Doña Jacinta no podía limpiar ese lugar.

Entonces Laura, comenzó a barrer y a ordenar. Para cuando se acercó al sótano, Laura simplemente cogió su linterna, la escoba y bajó allí decidida a ayudarle a Doña Jacinta.

Al terminar con la limpieza, su vecina agradecida, le acercó al sótano unas cuantas galletas caseras y un vaso de leche bien fría. Como a Doña Jacinta sí le daba temor el sótano casi nunca bajaba, pero esta vez estaba acompañada de Laura que no tenía miedo. Entonces, juntas pasaron un rato  mirando un viejo álbum de fotografías que tenía Jacinta guardado allí y que ya casi había olvidado.

A la semana siguiente, Laura seguía sin saber lo que era el miedo…

  • Creo que tendré que vivir con esta sensación de no saber lo que es el miedo – decía.

Un buen día llegó al colegio. Ese día era un día muy especial, ya que estaba de visita una gran orquesta. Pero Laura no estaba al tanto de dicha visita, así que solo fue hasta el aula y se sentó como cualquier otro día mientras llegaban sus compañeros para que la clase comenzara.

En ese momento, Laura sacó su cuaderno y su lápiz y comenzó a dibujar un bosque con muchos árboles, un sendero y muchas estrellas en el cielo, porque dibujo un bosque de noche. Luego dibujó una casita pequeña a lo lejos y en medio del bosque. Sobre los árboles había dibujado pájaros medianos, grandes y pequeños y en el suelo había algunos animales como los zorros y alguna serpiente que suelen deambular por las noches.

Laura estaba muy concentrada en su dibujo y no escuchó los ensayos de la orquesta en el salón contiguo. Ella solo seguía dibujando, hasta que en un momento, se escuchó el sonido de un gran bombo. Este sonido era tan pero tan fuerte que Laura saltó de su asiento y dijo: ¡Ay, ay, ay! ¡Qué feo! ¡Ahora sí sé lo que es el miedo!

.- Fin cuentos de Halloween -.

Moraleja

La gran mayoría de los miedos se producen porque no entendemos lo que ocurre, pues cuando comprendemos y racionalizamos el miedo, éste deja de asustar. Celebra esta noche de Halloween sabiendo que todo lo que sucede es propio de un momento de diversión en donde los monstruos, las máscaras y el decorado son partes de la ficción.

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