Cuento infantil para trabajar la toma de conciencia de las dificultades y la empatía.
Todos los niños corrían y jugaban en el patio del recreo, todos menos una. Daniela no corría en el patio, y tampoco lo hacía en el parque, apenas arrastraba los pies para ir al colegio cada mañana y para volver a casa al terminar las clases.
Daniela era una niña como otra cualquiera de su edad, le gustaba jugar, le encantaba pintar y también correr. Siempre había sido una niña muy alegre y sacaba buenas notas en el colegio. Pero al empezar el colegio este año, algo había cambiado, Daniela ya no corría, y ya no estaba alegre, solía quedarse sentada en el patio sola, esperando a que acabase el tiempo y volver a clase. Sus notas habían bajado y ya casi no pintaba, casi nunca lo hacía. Todo empezó poco a poco, al principio solo dejo de correr, y poco a poco dejó de hacer lo demás.
Nadie sabía lo que le pasaba a Daniela. En el colegio los profesores estaban muy preocupados, y le pedían a Daniela que se centrase más y que tenía que cambiar su actitud. En casa también estaban muy preocupados y le insistían en que no podía seguir así. Pero Daniela en lugar de cambiar su actitud, cada día parecía más apagada.
Daniela, había dejado de correr, porque no podía correr, no sabía porque pero cada vez que intentaba correr ocurría algo raro. Sus pies se mojaban y se golpeaban con el suelo, y se hacía daño en los pies. Daniela no entendía porque le pasaba esto si siempre había podido correr, y hacer todo lo que hacían los demás niños. Y como todos le pedían que se esforzase, ella lo intentaba y creía que era culpa suya, no sabía por qué no podía hacerlo. Así Daniela empezó a ponerse muy triste y además de dejar de correr, dejo de estar alegre, y tampoco podía concentrarse en sus estudios.
Cuando ya creía que no podía más, una de sus profesoras la llamo para hablar con ella.
- Daniela ¿Qué te pasa?, estoy muy preocupada, cuéntame si tienes algún problema o te pasa algo
Y entonces, la profesora guardó silencio y se dedicó a escuchar a la niña. Nunca la habían preguntado que le pasaba solo le habían exigido que cambiase.
Daniela le dijo a la profesora que le dolían los pies, y esta se acercó a mirar los pies de la niña y al hacerlo cambio su expresión y le dijo:
- Claro, que te duelen los pies, y claro que no puedes correr, tienes los zapatos rotos, ¿por qué no lo habías dicho antes?
La profesora habló con sus padres que tampoco se habían dado cuenta. Le compraron unos zapatos nuevos a Daniela y Daniela pudo volver a correr y volvió a ser la misma que era.
Trabajamos con el cuento infantil
A través de la lectura del cuento, los niños y niñas comprenderán que a veces tenemos dificultades, pero que esas dificultades no son culpa nuestra, y se pueden solucionar con un poco de ayuda. También aprenderán la importancia de tratar de entender al otro antes de juzgarle o exigirle. Daniela no podía correr y creía que era por su culpa porque todos le pedían que se esforzase, pero Daniela tenía los zapatos rotos por eso no podía correr.
FICHA ACTIVIDADES CUENTO LOS ZAPATOS ROTOS
- ¿Por qué Daniela no podía correr?
- ¿Qué crees que pensaba Daniela?
- ¿Cómo crees que se sentía?
- ¿Crees que los demás la ayudaban? ¿Cómo podían haberla ayudado?
- ¿Por qué crees que Daniela dejó de hacer otras cosas?
- ¿Cómo crees que se sintió Daniela con los zapatos nuevos?
- ¿Crees que cambio la situación?
- ¿Por qué crees que dejó de estar alegre?
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
@educa_aprende
© 2016 Cuento para niños. Los zapatos rotos. Educa y Aprende