La casita azul – Cuento para niños

la casita azul

Cuento de la CASITA AZUL para enseñar a los niños y niñas la importancia de disfrutar de lo que hacemos y aprender a no presionar a las personas.

A través de la lectura del cuento, podremos enseñar de forma inconsciente a los niños y niñas que lo importante de hacer las cosas es disfrutar haciéndolas. Cuando disfrutamos haciendo algo, nos sale bien sin darnos cuentas.

La presión solo nos hace atascarnos y no avanzar. En el cuento también se puede comprobar la importancia de no presionar a los demás, los sentimientos que nos provoca no ocuparnos de las cosas importantes y el valor de la amistad.


La casita azul – Cuento para niños

Era una tarde de primavera y casi por casualidad, Mariela encontró una pequeña casita. Jugaba distraída cerca del río y encontró una casita que enseguida llamo su atención, era una casita pequeña, parecía abandonada, pero tenía vida.

Mariela, que era una niña muy curiosa se acercó a la puerta de la casita, quería asomarse a la ventana intrigada por saber qué personas habitaban aquella casa. Un señor muy trajeado, estaba sentado cerca de la chimenea. Parecía muy pendiente de su teléfono móvil, tanto que no se daba cuenta de los arreglos que necesitaba su casa, tanto que no se percataba de que el pequeño gatito que tenía a sus pies necesitaba atención y no solo comida. Pero el señor trajeado debió escuchar algún ruido, porque si se percató de la presencia de Mariela. Malhumorado abrió la puerta de su casita, y con tono enojado le preguntó a Mariela:

-¿Qué haces en mi casa, niña?, ¿quieres algo? Si no quieres nada no molestes, que estoy muy ocupado.

Mariela le respondió:

-No necesito, ni quiero nada. Solo pasaba por aquí. Pero ese gatito necesita que le atiendan y la casita necesita arreglos.

El señor trajeado de nuevo pareció enfadarse, no debió comprender que las palabras de Mariela eran un consejo, no tenían intención de molestarle. El señor enojado le respondió:

-Estoy muy ocupado y no tengo tiempo de atender al gatito, tiene comida y está cuidado, y lo mismo me ocurre con la casa. Así que no me haga perder más tiempo.

Mariela, sintió mucha pena por el señor trajeado, no se daba cuenta de las cosas que realmente importaban, ¿qué podía haber más importante que atender a sus seres queridos?, así que Mariela le ofreció su ayuda. Ella quería ayudarle, porque aquel señor tan ocupado no parecía muy contento.

-Yo puedo ayudarte. Podría jugar con el gatito algunas tardes y enseñarte los arreglos que necesita la casita.

El señor trajeado no parecía muy convencido, pero Mariela se puso a jugar con el gatito y él tenía mucho que hacer. Pensó que si no molestaba podría ser una buena idea.

De este modo Mariela empezó a pasar por allí algunas tardes, para hacer compañía al señor trajeado. Mariela jugaba con el gatito e indicaba que arreglos podían hacerse en la casa.

Lo primero que hicieron fue pintar la casita de azul, para llenarla de alegría y hacerla más confortable, el color azul era el preferido de la niña. Y Mariela pintaba muy bien. El señor trajeado le pidió a Mariela que le pintara un cuadro para su salón. Mariela con ilusión comenzó a pintar el cuadro. Y así pasaron muchas tardes. Mariela llenaba de alegría aquella casita azul y se dedicaba a pintar su cuadro. Pero el señor trajeado siempre ocupado, le pedía que lo hiciera mejor, le decía siempre que aún no estaba bien. Mariela comenzaba de nuevo, intentándolo hacer bien, pero el señor no le dejaba hacerlo bien, siempre le decía como tenía que hacerlo y esto eliminaba la creatividad de la pequeña.

El señor trajeado había decidido estar muy ocupado en que Mariela pintara bien el cuadro, y no le dejaba hacerlo. Mariela tenía que hacer su cuadro bien y empezó a no tener tiempo para jugar con el gatito o para averiguar los arreglos de la casa. Empezó a no estar contenta ella tampoco, ya no podía llenar de alegría la casita.

Finalmente Mariela se fue, cansada de no poder hacerlo bien. Se fue de la casita azul porque se dio cuenta de que así no podía ayudar al señor trajeado. Se fue con pena y con miedo, porque creía que sin la ayuda del señor trajeado no podría nunca terminar su cuadro y hacerlo bien. Pero cuando se fue y pudo sacar su creatividad, sin que nadie le dijera como hacerlo, consiguió pintar su cuadro, siempre había podido hacerlo mejor, pero no la dejaba.

Con el cuadro terminado volvió a la casita azul para entregárselo al señor trajeado. Éste se quedó sorprendido de lo bien que había quedado. El señor trajeado se dio cuenta que cuando nos preocupamos tanto por algo, no lo hacemos bien, porque en lugar de hacerlo tranquilamente, de disfrutar haciéndolo, lo hacemos con tensión. Finalmente Mariela pudo ayudar al señor y enseñarle las cosas que realmente importan. El señor se ocupó de su gatito y de su casita y Mariela se dedicó a pintar, de nuevo volvió a pasarse por allí algunas tardes a ver a su amigo el señor trajeado.

FÍN

Actividades para trabajar con el cuento

Os dejamos algunas preguntas sobre el cuento La Casita azul para trabajar la comprensión lectora en niños.

  1. ¿Por qué crees que el señor trajeado estaba tan ocupado?
  2. ¿Crees que se ocupaba de cosas importantes?
  3. ¿Cómo crees que se sentía el señor trajeado?
  4. ¿Cómo le ayudo Mariela?
  5. ¿Por qué Mariela no hacía bien su cuadro?
  6. ¿Por qué al final pudo hacerlo mejor que nunca?
  7. ¿Qué descubrió el señor trajeado?
  8. Piensa en alguna ocasión en la que hayas tenido que hacer una tarea
    1. ¿Disfrutabas haciéndolo?
    2. ¿Cómo te sentías ante la tensión?
    3. ¿Crees que es mejor hacerlo disfrutando o con tensión?

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© 2019 ▷ Educa y Aprende ➡➤ [ La casita azul – Cuento para niños ] Cuentos infantiles por Celia Rodríguez Ruiz | Psicóloga y Pedagoga @educa_aprende

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