¿Cómo elegir el castigo adecuado para los niños? La educación del niño no siempre es una tarea sencilla, y a veces familias y educadores se encuentran con situaciones difíciles de manejar. Cuando la conducta del niño no es la adecuada, se comporta de manera disruptiva, es importante no dejar pasar esa conducta, pero tampoco se deben utilizar castigos que supongan daño físico o psíquico al niño.
Cómo reaccionar ante las conductas inadecuadas de los niños
Las conductas disruptivas de los niños, ocurren de manera natural, y a menudo no sabemos cómo reaccionar ante la misma. Son diferentes las opciones y reacciones de los adultos ante la conducta no deseada del niño, a veces la respuesta es una conducta permisiva ante la mala conducta y otras veces demasiado estricta.
Cualquiera de las dos opciones es perjudicial, cuando somos demasiado permisivos el niño se acostumbra a lograr lo que quiere con su conducta disruptiva. De este modo, aprenderá a utilizar ese tipo de conducta para lograr sus objetivos y podrá generalizarla en futuras situaciones llegando a convertirse en un grave problema.
Por el contrario, cuando el adulto es demasiado autoritario, los castigos pueden provocar daño físico o psíquico al niño, alterando su desarrollo emocional, y creando inseguridades.
Es importante encontrar el equilibrio entre la permisividad y la excesiva autoridad, a la hora de controlar las conductas de los niños y elegir el castigo adecuado.
Cómo es el castigo adecuado
Elegir el castigo adecuado puede ser muy complicado, para ello no hay una fórmula mágica o una única opción válida. Para escoger el castigo es importante tener en cuenta, la conducta que ha realizado el niño, su edad y nivel de desarrollo.
- Cuando la conducta del niño, sea leve, una buena opción es la simple extinción para lograr resultados sin tomar medidas más intensas. Se trata de ignorar la conducta no deseada y reforzar o prestar atención a la conducta deseada.
- Para casos más graves, cuando la conducta no debe pasarse, el castigo debe tener relación con la norma que no se ha cumplido. En este caso más que un castigo podemos hablar de consecuencia, por ejemplo, si rompe un juguete de otro niño, como consecuencia o castigo tendrá que comprar un juguete nuevo, si ha pegado a un adulto, una consecuencia o castigo puede ser pedir perdón y ayudar a la persona en algo. Con estas opciones se consigue que reflexione sobre lo que ha hecho mal y evitamos daños para el niño.
- A partir de los 5-6 años es importante acordar ciertas sanciones con ellos, es decir se les explica las normas y se explican las consecuencias o castigos de su incumplimiento. De este modo se logra implicarlos tanto en la norma como en las consecuencias.
- Los castigos en todo caso, deben estar encaminados a la reflexión de su conducta y la interiorización de lo que ha hecho mal, además deben asociarse con la restauración de lo que se ha hecho mal. De este modo el niño puede interiorizar lo que está bien y lo que está mal, a través de la comprensión de tales actos.
- Evita controlar la ira y el enfado. El castigo debe estar libre de emociones negativas y ser entendido como la consecuencia a la mala conducta.
© 2018 Cómo elegir el castigo adecuado por Celia Rodríguez Ruiz | Psicóloga y Pedagoga | @educa_aprende