En los últimos años estamos viendo un aumento considerable de la presencia de calzado minimalista en tiendas de todo tipo, ya sea para deportistas o para los más pequeños.
Este tipo de calzado ha cobrado una fama inesperada, que además viene respaldada por comentarios personales en todo tipo de blogs, foros y redes sociales.
La viralidad está a la orden del día en nuestro mundo digital, pero estas afirmaciones están teniendo consecuencias reales de alta gravedad. Su recomendación en running no está cumpliendo su promesa de acabar con las lesiones y su oferta en calzado infantil no está protegiendo a nuestros pequeños como debería.
¿Cómo saber realmente si el calzado minimalista es o no recomendable? Como en tantos otros ámbitos de la vida, acudir a la ciencia es, como mínimo, útil para encontrar argumentos sólidos y demostrables.
Por qué el calzado minimalista triunfa en running
El running también ha aumentado su fama considerablemente. La búsqueda de una vida más saludable y de ejercicio regular ha encontrado en la práctica de correr su mayor exponente. Es gratis, accesible para todo el mundo y trae muchos beneficios físicos, excepto cuando hay una lesión.
Tanto por rendimiento como para prevenir lesiones, se busca en el calzado la respuesta a las plegarias de los corredores que quieren ir más rápido, pero también más seguros.
El calzado minimalista defiende que el ser humano se adapta de forma natural a las condiciones del suelo cuando va descalzo, lo que le permite obtener el mayor rendimiento posible en carrera.
Como correr descalzos es una absoluta locura en las condiciones de asfalto y tierra que tenemos en nuestro entorno, se plantea un calzado que limite su diseño a lo indispensable, prescindiendo de muchos de los elementos tradicionales, que solo hacen que reducir las capacidades del deportista.
En el año 2012 se realizó un estudio basado en 52 corredores semiprofesionales para analizar su tipo de pisada. En running diferenciamos dos modalidades, la de tomar contacto con el suelo con el talón y la de hacerlo con la parte anterior del pie. El estudio indicó que el índice de lesiones entrando con el talón era aproximadamente el doble que con la otra forma.
La repercusión mediática de un estudio hecho a apenas medio centenar de personas, que por su entrenamiento no son equiparables a la media de aficionados, fue desproporcionada.
Muchas marcas de calzado se sumaron a ello y aprovecharon para defender los beneficios del llamado «barefoot running» que sería correr descalzo. En consecuencia sacaron a la venta diversas líneas de calzado deportivo minimalista basadas todas ellas en el tipo de pisada que, en teoría, provocaba más o menos la mitad de lesiones que haciéndolo como siempre.
El éxito iba a ser evidente. Un producto con el que mejoras tu rendimiento en carrera, con el que es menos probable que te lesiones y que, además, tiene el respaldo de la ciencia.
El problema es que ese estudio obviamente no es representativo. Por tanto se han sucedido numerosos estudios similares y la mayoría llegan a la misma conclusión, que no se percibe diferencia en la cantidad de lesiones sufridas con un tipo de carrera que con otra.
Sin embargo, las redes sociales y los usuarios ávidos de protagonismo, siguen intensificando el debate sobre qué calzado es el más beneficioso.
Al final, como sucede con tantas otras disciplinas deportivas, la nutrición y la preparación física de cada persona es lo que determina realmente los límites que se superan y el riesgo de sufrir una lesión.
¿Es beneficioso el calzado minimalista como calzado infantil?
En cualquier caso este es un debate «menor». Lo que hagamos como adultos es de todas formas decisión y responsabilidad nuestra, no podemos achacar a la publicidad el no poder ser mejores en running.
El problema es que muchas marcas han querido exprimir aún más esta bola de nieve y han defendido sus bondades hacia el calzado infantil, el que decidimos nosotros que deben llevar nuestros hijos.
Como era de esperar, aquí la ciencia ya se ha puesto seria y ya tenemos estudios mucho más claros sobre la supuesta idoneidad de este calzado para los más pequeños.
El más reciente de todos lo ha realizado el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV). Se trata de un análisis comparativo entre 3 tipos de calzado con respecto a la estabilidad y las caídas que sufre el niño yendo descalzo.
Los calzados escogidos han sido el minimalista, uno convencional y Biogateo, una línea de Biomecanics que basa su desarrollo precisamente en las directrices de biomecánica que identifica esta institución. Es la única marca en España que lo hace.
El análisis ofrece muchas conclusiones de gran utilidad, pero si nos centramos en el calzado minimalista, las cosas están bastante claras.
Si con el calzado de Biomecanics y con el calzado convencional el niño no se cae más que si va descalzo, con el calzado minimalista el porcentaje de caídas aumenta un 7,5%. Puede que no sea extrapolable al running, pero como calzado infantil queda evidente que no es recomendable.
Por descontado, hay una explicación científica argumentada, de hecho hay varias. En primer lugar, con el calzado minimalista el niño tiene una longitud de paso más variable, lo que se asocia a una marcha más inestable y, por tanto, a un mayor riesgo de caídas.
El calzado minimalista también descarta el uso de un estabilizador que permita mejorar el control medio-lateral del talón cuando entra en contacto inicial el pie sobre el suelo.
Se cuestiona así si en realidad los runners lo que deberían tener es ese estabilizador que les diera soporte en carrera. Pero lo que está claro es que para los niños su ausencia significa caerse más veces y eso es un riesgo que los padres deberíamos tener en cuenta.
De todos los calzados analizados en este estudio, el de Biomecanics demuestra tener mejores prestaciones para no afectar al niño a la hora de andar. Es decir que es un calzado más respetuoso con el crecimiento natural de los niños que, al fin y al cabo, es lo más importante de todo.