Los beneficios de los juegos de mesa educativos para los niños

Los niños pequeños son una esponja. Es una dicho que se suele repetir habitualmente y que guarda mucha verdad en él. Los pequeños de la casa, a edades muy tempranas, demuestran una capacidad de aprendizaje asombrosa observando el entorno, imitando los patrones que advierten en sus mayores e incluso tratando de comunicarse mediante palabras que, poco a poco, comienzan a dominar. Hablamos de habilidades motrices, de lógica, de visión del espacio, e incluso de memoria y socialización.

Se trata de factores importantes en el desarrollo de los niños y que siempre conviene estimular de una forma atractiva para ellos. Es en este punto donde ganan fuerza y protagonismo los juegos de mesa educativos, indicados en su mayoría para pequeños que, como mínimo, tienen 2 años de edad. En este artículo de MesaJuegos puedes consultar los mejores juegos de mesa educativos actuales, una amplia selección donde consultar información y las habilidades potencia cada uno de ellos.

En este sentido, es también fundamental saber en qué pueden ayudar este tipo de juegos a los pequeños de la casa y por qué pueden jugar un papel importante en su desarrollo. Por ello, además de elegir detenidamente qué juegos emplear, se debe comprender que la diversión y el ocio conforman el camino perfecto para impulsar el crecimiento de los pequeños a todos los niveles, para ayudarles a interpretar mejor su entorno y, además, sacarles una sonrisa y contribuir a su felicidad y buen humor.


Estimulación del trabajo en equipo

Una de las cualidades que comparten los juegos de mesa educativos es que la mayoría suelen requerir de la participación de varios jugadores. Y no solo eso, si no que estos jugadores no deben competir, sino colaborar entre ellos para alcanzar los objetivos que el propio juego plantea. Hablamos, por ejemplo, de puzles o pequeñas maquetas hechas con piezas de madera que los niños deben colocar en su correcta posición para montar la forma final.

Al ser juegos cooperativos, los pequeños deberán unir esfuerzos para conseguir el éxito: comparar piezas entre ellos, probar diferentes colocaciones, debatir el lugar de las piezas, el orden de los colores y, al terminar, compartir su alegría por haber conseguido superar el juego juntos. En definitiva, estamos hablando de un estímulo perfecto para fomentar la colaboración y el trabajo en equipo, un factor clave en su desarrollo social.


Asimilación de colores, conceptos y objetos

Los juegos de mesa educativos destacan por argumentos fáciles de comprender para los niños y cuyo objetivo es que aprendan mediante el ocio conceptos básicos para su crecimiento. Hablamos de los colores, de frutas, de árboles, de animales, insectos o hasta incluso de juegos basados en cuentos infantiles como «Los 3 cerditos». Se trata de alternativas que tienen una función pedagógica que se basa en la diversión para conseguir su éxito.

Por ejemplo, un juego como «El Frutal» es idóneo para que los más pequeños aprendan a distinguir y nombras los colores y las frutas; Little Memo ofrece la temática animales para que asimilen algunas de las especies más comunes en su entorno; incluso existe una opción llamada «Zingo!» con la que aprender inglés con una mecánica parecida al tradicional bingo.


Impulso a su concentración e imaginación

Además, es también trascendental poner en valor lo que los juegos de mesa supone para los niños en términos de concentración. Debido a su argumento básico y a su facilidad de asimilación, estos juegos atrapan rápidamente la atención de los pequeños de la casa, por lo que durante todo el tiempo que dure el juego pondrán toda su atención en él. Esto se traduce en un beneficio para su concentración, puesto que aprenderán a centrar sus esfuerzos en conseguir objetivos concretos, una cualidad útil para el futuro.

En esta línea, cabe también resaltar que los juegos de mesa educativos suponen ampliar los horizontes de su imaginación. Mediante historias, dibujos o tareas, los niños pueden utilizar su ingenio para resolver aquellos obstáculos que se les presenten, una misión para la que, seguro, echarán mano de su imaginación. Y ya se sabe que la imaginación de un niño no tiene límites y que hasta con ideas inverosímiles puede sorprender a propios y extraños para conseguir la metal del juego.


Tolerancia a la derrota y respeto en la victoria

La competitividad no es la tónica general en los juegos de mesa educativos, puesto que estos se centran en impulsar habilidades motrices o intelectuales de los niños, pero es posible encontrar algunos en los que se requiera que los jugadores consigan ganar por encima de los otros. Siempre con un contenido educativo, se trata de juegos perfectos para que los más pequeños aprendan a gestionar sus triunfos desde el respeto hacia los demás, y también la tolerancia a perder para afrontar esta situación con la perspectiva del aprendizaje: cuando se pierde, realmente se aprende para hacerlo mejor la próxima vez.

En definitiva, si tenemos pequeños en casa a partir de dos años, incorporar a sus rutinas de ocio y diversión juegos de mesa educativos supondrá un punto de inflexión en su desarrollo y crecimiento. Estimular e impulsar sus cualidades mediante la diversión y la alegría es la forma perfecta con la que despertar su mente en una etapa tan importante como bonita para su desarrollo.

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